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La clave de la vida eterna está en este animal que lleva 46.000 años congelado

  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

Un animal lleva 46.000 años congelado, siendo uno, de los que podría tener en su interior la clave de la vida eterna. Saber cómo mantener un cuerpo en suspensión, congelado o dormido durante años o incluso milenios es algo que podría ayudar a la humanidad que intenta llegar a esa eternidad que solo está reservada a algunos microorganismos. Todo el mundo quiere vivir más, llegar a ver el futuro con sus ojos o al menos intentarlo. Algo que ha conseguido este animal de forma innata.

La propia naturaleza es testigo de los avances a los que se llega, la humanidad tiene mucho que aprender de unos animales que nos van descubriendo las formas de mantenernos con vida ante las mínimas condiciones posibles. Sin duda alguna, estamos ante una especie de descubrimiento que puede mostrarnos un ADN que se ha mantenido intacto durante casi 50.000 años. Siendo uno de los seres de este planeta que ha demostrado una mejor adaptación ante unos medios extremos. Desde el inicio de la vida en la Tierra muchos han sido los cambios que han sufrido los primeros seres vivos, pero ninguno ha tenido una evolución como este.

La vida eterna podría estar presente en este animal

Los límites del ser humano se ponen en duda, en esta lucha contra la eternidad. Lo que se busca en todo momento, es empezar a retrasar un paso del tiempo que parece inevitable. Hemos puesto una barrera en una vida que tiene sus limitaciones, pese a todo lo que tenemos por delante.

Habrá llegado ese momento en el que tengamos que empezar a pensar en cómo alargar estos años en la Tierra o fuera de ella. No sólo para vivir más, sino también para poder explorar el universo en unos viajes espaciales que suponen cientos de años de viaje. Más de una generación por delante es lo que tenemos por delante.

Este descubrimiento de un animal que ha vivido miles de años es el elemento que se ha convertido en una novedad importante. Los científicos han descubierto, entre los restos fósiles de un roedor que vivió hace miles de años, a un ser vivo que ha conseguido vivir en reposo años y años. Miles de años que pueden demostrarnos que la barrera de la vida puede estar más lejos de lo que los seres humanos nos imaginamos.

Lleva 46.000 años sobre la faz de la Tierra

El ser humano se ha marcado como objetivo alargar una vida que parece que tiene sus límites en estos 100 años que han estado presentes desde la Antigua Roma. Sin la tecnología actual, pero con una buena dieta, actividad física y sin estrés, se llegó ya a los 100 años, un número que descendió con la llegada de otros factores, hasta la actualidad.

Hoy en día, los estudios intentan alargar estos años de vida con la máxima calidad posible. Volviendo al pasado e incluso inspirándose en unos restos fósiles que pueden acabar siendo los que nos acompañen en estos días que tenemos por delante y que pueden ser fundamentales.

Un artículo publicado en la revista Journals nos descubre el estudio de este ser vivo que puede tener la clave de la vida eterna. Según afirman los expertos: «Algunos organismos en la naturaleza han desarrollado la capacidad de entrar en un estado de metabolismo suspendido llamado criptobiosis cuando las condiciones ambientales son desfavorables. Esta transición de estado requiere la ejecución de una combinación de vías genéticas y bioquímicas que permiten al organismo sobrevivir durante períodos prolongados. Recientemente, los individuos nematodos han sido reanimados del permafrost siberiano después de permanecer en criptobiosis. El análisis preliminar indica que estos nematodos pertenecen a los géneros Panagrolaimus y Plectus. Aquí, presentamos una datación por radiocarbono precisa que indica que los individuos de Panagrolaimus han permanecido en criptobiosis desde finales del Pleistoceno (~46.000 años). La inferencia filogenética basada en nuestro conjunto del genoma y un análisis morfológico detallado demuestran que pertenecen a una especie no descrita, a la que llamamos Panagrolaimus kolymaensis. El análisis comparativo del genoma reveló que el conjunto de herramientas moleculares para la criptobiosis en P. kolymaensis y en C. elegans es en parte ortólogo. Demostramos que los mecanismos bioquímicos empleados por estas dos especies para sobrevivir a la desecación y la congelación en condiciones de laboratorio son similares. Nuestra evidencia experimental también revela que las larvas de C. elegansdauer pueden permanecer viables durante períodos más largos en la animación suspendida de lo que se informó anteriormente. En total, nuestros hallazgos demuestran que los nematodos desarrollaron mecanismos que potencialmente les permitían suspender la vida en escalas de tiempo geológicas». Estos estudios pueden ayudarnos a crear un futuro en el que la eternidad nos espera, encontrando estos mecanismos naturales que este tipo de animal esconde.