Tras el 14F

El bloqueo de la política catalana en 5 claves: ¿Govern o repetición electoral?

Las diferencias entre ERC y JXCat alejan, a día de hoy, la formación rápida de un Govern en Cataluña con la presión del calendario

Govern
El presidente en funciones del Govern y candidato de ERC, Pere Aragonès (Foto: EFE).

La repetición electoral en Cataluña es una posibilidad que gana cada vez más enteros. Si el 26 de mayo el Parlament no ha logrado investir a ningún candidato, de entre los 135 representantes elegidos el pasado 14 de febrero en las urnas, se disolverá automáticamente y se convocarán elecciones sin posibilidad de formar Govern. Serían el 21 de julio.

Cuando se cumplen dos semanas desde la segunda investidura fallida de Pere Aragonès, por la abstención de JxCAT, las posiciones entre los dos potenciales socios, ERC y Junts, siguen muy alejadas. El papel del Consell de la República y Carles Puigdemont ya no son el principal escollo, básicamente porque se ha aparcado la discusión en un cajón. Ahora las diferencias vienen por otras cosas relacionadas con la gestión diaria del Govern.

¿Cuál es el calendario?

Tras el rechazo del Parlament a Pere Aragonès ahora, la presidenta de la cámara, Laura Borràs, deberá convocar una nueva ronda de consultas con los grupos parlamentarios antes del 26 de mayo. Ese día tendrá que convocar un pleno para que el candidato con más posibilidades pida la confianza de la cámara. A día de hoy el de Esquerra es el que tiene más votos favorables amarrados, pero son insuficientes. En caso de una segunda ronda, si el PSC logra el ‘sí’ de los Comuns, Salvador Illa podría someterse a ese debate. Si el 26 de mayo ni Aragonès ni Illa son elegidos president de la Generalitat, se disuelve el Parlament y se convocan elecciones de forma automática para el 21 de julio.

¿Qué encalla la negociación?

La discusión entre los equipos negociadores, que mantienen contacto prácticamente a diario, se centra ahora en el reparto de competencias y cuotas poder en el próximo Govern y los organismos oficiales que dependen de la Generalitat. Junts asume que la presidencia debe ser para Aragonès, ya que logró un escaño más que los de Puigdemont, pero por ese mismo motivo exigen el control de áreas sensibles y que permiten hacer mucho marketing político.

¿Qué exige JxCAT?

La Vicepresidencia del Govern junto con la Consejería de Economía, cargo que hasta ahora desempeña el presidenciable de Esquerra, es condición sine qua non para dar su apoyo a la investidura. Esta responsabilidad ya tiene un nombre asignado: Elsa Artadi. Tal como avanzó OKDIARIO hace unas semanas será la mujer fuerte de Junts en el Ejecutivo. Paralelamente al control de la caja JXCat también quiere las relaciones internacionales, la Consejería de Salud, Servicios Sociales, Justicia y Educación, entre otras. Además exige asegurarse el dominio de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, TV3 y Catalunya Ràdio, colocando a dedo los directores y responsables de informativos más afines.

¿El pacto es aún posible?

Hay un riesgo real de repetición electoral. En eso coinciden desde el independentismo y desde el constitucionalismo. El adelanto de los comicios en Madrid para el 4 de marzo, recuerdan, afectará a la formación del Govern. A juzgar por lo que comentan fuentes de Esquerra y Junts, tras las últimas reuniones, está más cerca un retorno a las urnas que la formación de un nuevo gobierno autonómico. Sin embargo dicen que no se levantarán de la mesa y en público sostienen que “las cosas van bien”. En privado dicen todo lo contrario. El separatismo quiere aprovechar el 52% de los votos que lograron en las urnas para avanzar hacía la independencia.

¿Illa tiene posibilidades?

Muy remotas. El candidato del PSC, en el caso que ERC y Junts no logren un acuerdo antes de una segunda ronda de consultas, y los socialistas consigan atraer a los Comuns, podría llegar a someterse a un debate de investidura condenado al fracaso. Salvador Illa no cuenta con una mayoría simple de escaños que le permita ser investido president de la Generalitat. En el PSC hay discusión sobre si debería someterse o no a dicho debate, con el beneficio del prime time televisivo como pro y el perderlo como contra. En el primer debate de investidura de Pere Aragonès el candidato socialista se puso a su disposición para ayudarle a gobernar.

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