El reflujo en el bebé: cómo aliviarlo y evitar molestias
Algunos bebés sufren lo que se conoce como reflujo gástrico. Esto quiere decir que el contenido que tienen en su estómago sube por el esófago provocando que regurgiten. En este sentido, hay que tener claro que es normal que un niño saque un poco de reflujo gastroesofágico. No obstante, si es frecuente o muy abundante hay que tener cuidado, porque puede traer consigo problemas de salud de distinta índole.
En el caso citado de que siga los parámetros normales, hay que ser conscientes de que existen algunas acciones que se pueden llevar a cabo por parte de los padres para aliviarle los síntomas lo más posible. En concreto, estos son los consejos que lograrán evitar o reducir a la mínima expresión las molestias que sienten los bebés por esa causa:
Leches adaptadas
En la actualidad, en el mercado hay una gran variedad de leches adaptadas a todas las necesidades del bebé que no se alimenta mediante leche materna. Y entre esas hay que subrayar la existencia de las llamadas antirreflujo. De ahí que sea recomendable apostar por las mismas para aliviar las molestias del pequeño. Eso sí, es imprescindible consultarlo con el pediatra.
Paciencia en la alimentación
Otro de los consejos fundamentales para ponerle fin a los reflujos, es que los padres, cuando estén alimentando al niño, ya sea amamantándolo o con el biberón, no tengan prisa. Con eso a lo que nos referimos es a que deben darle tiempo para que vaya descansando y eructando cuando lo necesite.
Nada de aire
Una de las circunstancias que provocan la existencia de reflujos es el aire. Y es que los bebés pueden tragarlo, porque no están colocados correctamente al tomar el biberón o el pecho o porque no maman de manera idónea. Por eso, los padres tienen que tomar las medidas necesarias para evitar esas circunstancias.
Cuidado con las ansias en la alimentación
Si se le está dando el pecho, hay que intentar que coma lento. Una recomendación al respecto es que la madre vacíe un poco el pecho antes de ofrecérselo, así evitará el primer golpe de leche, que podría ocasionarle algunas molestias.
Otras recomendaciones
Además de los consejos ya dados, existen otros que también contribuyen a conseguir que el bebé no tenga problemas de reflujo:
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Mientras duerme, se recomienda elevar un poco su cuna para que tenga una postura más alta. En concreto, lo ideal es que su cabeza está algo más elevada que su estómago, ya que la gravedad puede ayudar a evitar el problema que nos ocupa.
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Cuando se alimente, se debe intentar que no esté tumbado del todo, ya que la posición horizontal no es la más recomendable en estos casos.
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El reflujo suele curarse por sí solo con el tiempo, pero si el proceso dura demasiado o el bebé ha empezado incluso a perder peso y no quiere comer, puesto que el simple hecho de ingerir alimentos le provoca dolor, se deberá acudir de inmediato al pediatra.
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