Los loquios. Todo lo que necesitas saber
Al igual que es importante que toda mujer sepa qué experimentará durante el embarazo o cómo será el parto, es vital que esté preparada para afrontar lo que llega después del nacimiento de su hijo. En concreto, es necesario que se informe de cómo su cuerpo se irá recuperando en el periodo conocido como puerperio. Este es el tiempo que transcurre entre el alumbramiento y la normalización del estado de la mamá.
Exactamente, durante ese espacio se produce la aparición de los llamados loquios. ¿Qué son? Fundamentalmente flujos vaginales que se comienzan a expulsar después del parto para eliminar cualquier resto de placenta o de otros elementos que hayan podido quedar dentro de la mujer.
Estos son otros de los aspectos más interesantes y fundamentales sobre los citados loquios:
- Se componen tanto de sangre como de mucosa y de membranas, procedentes de la vagina o del útero, por ejemplo.
- No existe un tiempo establecido respecto a la duración de ese flujo. No obstante, lo habitual es que esté presente en la vida de la mujer durante unos quince días, aproximadamente. Es más, se considera que llevar a cabo la lactancia materna, disminuye el tiempo de expulsión de ese.
- De manera fundamental, existen tres tipos diferentes de loquios: los sanguinolientos, de color rosado y con sangre; los rojos, que son similares a la menstruación aunque algo más abundantes; y los alba, que son de color blanco.
- Existen diversas causas que deben llevar a que la mujer acuda a su médico con respecto a la expulsión de ese flujo. En concreto, indica que algo no va bien cuando huele muy mal, cuando se expulsan coágulos que son grandes o cuando además aparece fiebre. Se trata de síntomas que pueden anunciar que existe una infección.
A grandes rasgos, estos podemos decir que son los principales datos de interés que se hace necesario conocer acerca de los loquios. Sin embargo, también es importante que para conseguir que todo vaya bien, la recién estrenada mamá lleve a cabo una serie de fundamentales medidas de higiene.
En este sentido, para evitar infecciones y para lograr una rápida recuperación de la zona, es imprescindible que la mujer cumpla con estas recomendaciones:
- Debe hacer uso de compresas que sean de algodón y que no cuenten con plástico. Esta es la clave para que evitar que sufra picores, alergias o excesiva irritabilidad de la zona.
- Siempre que orine o defeque debe limpiarse con sumo cuidado y siempre de delante hacia atrás, nunca al revés. Sólo así logrará que no se produzcan infecciones.
- Debe tener claro que no puede aplicarse en la zona, bajo ningún concepto, toallitas húmedas, ya que la irritarán.
- Cada vez que acuda al baño, debe lavarse la zona con agua fría o templada. A continuación, deberá secársela con mucho cuidado y sin presionar.
- Nunca debe apostar por hacer “baños de asiento”. ¿Por qué? Porque estos lo único que conseguirán es que esa área se reblandezca, lo que es no nada favorecedor para su recuperación.
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