La displasia. ¿Qué es?
A la hora de querer quedarse embarazadas, es importante que las mujeres no solo comiencen a tener una vida más saludable sino que también acudan a su ginecólogo para que les realice una revisión. De esta manera, podrá saber si se encuentra en perfecto o si, por el contrario, existe alguna situación que requiera actuación médica. Un examen ese en el que, por ejemplo, se les puede diagnosticar lo que se conoce como displasia.
Esa se trata de una dolencia que es importante conocer a fondo en pro de saber porqué se produce, qué síntomas tiene, cuál es su tratamiento o si va a impedir o no engendrar un hijo. Por eso, a continuación, te la vamos a presentar:
¿Qué es la displasia?
Displasia cervical o neoplasia intraepitelial cervical es como también se da en llamar esta patología que consiste básicamente en la aparición de células anormales en lo que es la zona del cérvix, en el cuello del útero. Esta es importante que sea descubierta y tratada adecuadamente ya que puede ser indicativa de células precancerosas o de cáncer. No obstante, hay que mantener la calma en tanto en cuanto la mayoría de las féminas que sufren displasia nunca llegan a desarrollar la citada enfermedad.
Tipos de displasia
- Leve (NIC I), que es la más habitual y que tiene la particularidad de que en más de 70 % de los casos ni siquiera necesita tratamiento ya que desaparece por sí sola.
- Moderada (NIC II), que sí requiere tratamiento específico y que en un mínimo porcentaje puede derivar en cáncer.
- Grave (NIC III), que puede dejar patente la existencia de células precancerosas y que requiere un exhaustivo seguimiento médico, además de tomar las medidas adecuadas. En concreto, puede producirse la necesidad de tener que acometer una histerectomía porque si no cabe la posibilidad de que en unos años aparezca un cáncer.
Causas y síntomas
Mediante una citología vaginal es como se suele diagnosticar la displasia del cuello uterino. Una dolencia esta sobre la que, aunque aún queda mucho por investigar, se han dictaminado una serie de factores que la provocan:
- La existencia de verrugas genitales.
- Haber estado consumiendo pastillas anticonceptivas durante periodos de más de cinco años.
- Llevar a cabo una alimentación muy deficiente.
- Encontrarse infectada por el VIH.
- Fumar de manera excesiva.
Situaciones todas esas que dan lugar a la dolencia que nos ocupa. La misma se viene a hacer patente a través de síntomas tales como hemorragias irregulares, las mencionadas verrugas genitales e incluso sangrados después de haber mantenido relaciones sexuales.
Tratamiento
Como hemos mencionado anteriormente, según el tipo de displasia que se sufra se deberá optar por un tratamiento u otro, además de exámenes ginecológicos periódicos. No obstante, en los casos más graves hay que establecer que se podrá optar por incluso recurrir a la cirugía. En concreto, se podrá determinar el tener que acometer acciones tales como la criocirugía, la llamada biopsia de cono o incluso la electrocauterización. Esta última consiste en la eliminación de las células anormales mediante el empleo de un sistema de ondas de radio de bajo voltaje.
Además, hay que saber que únicamente en casos muy complejos y graves se tomará la decisión de proceder a la extirpación del útero.
Displasia y embarazo
Numerosas son las dudas que surgen en las mujeres con respecto a la “relación” entre displasia y embarazo. Cuestiones que ahora vamos a intentar solventar mediante las siguientes premisas:
- No existe ningún tipo de impedimento para que una fémina que tenga esta dolencia pueda quedarse en estado.
- Si una gestante descubre que tiene displasia lo que debe de hacer es comunicárselo a su doctor y seguir las pautas e indicaciones que este le establezca. En concreto, lo que sucederá es que se le irán haciendo pruebas de manera muy frecuente, fundamentalmente para ver si esa anormalidad de las células del cérvix ha aumentado o no. Por regla general, llevará a cabo la gestación sin tratamiento para evitar que puedan producirse situaciones tales como un parto prematuro.
- Lo habitual es que el bebé no sufra ningún tipo de problema durante el embarazo porque su madre tenga displasia. Y es que la probabilidad de poder transmitirla al feto es de 1,1 entre 100.000. No obstante, en los casos en lo que esta se haya producido por culpa del VIH o de verrugas genitales, cabe la posibilidad de que el doctor establezca determinadas medidas, ya que ahí sí se le puede transferir al feto el problema.
- En el caso de que después de haber dado a luz, la displasia sigue estando, la mujer puede comenzar un tratamiento adecuado.
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