Diccionario sobre la salud infantil. La I
Todos somos conscientes de que uno de los momentos más terribles para cualquier padre o madre es cuando su hijo enferma o presenta algunos síntomas que pueden indicar que no se encuentra bien. Por eso, en pro de ayudar a esos progenitores a que estén informados y no pierdan los nervios cuando eso se produce, pusimos en marcha hace algún tiempo lo que se conoce como Diccionario sobre la salud infantil.
Se trata de una serie de artículos que vienen a exponer algunas de las patologías, trastornos, infecciones o problemas puntuales que pueden experimentar los más pequeños. Así, sus papás sabrán qué hacer al respecto. En este caso, esa serie la vamos a continuar con varios términos que comienzan por la letra I.
Ictericia
Como la coloración amarillenta de la piel provocada por un aumento considerable de la bilirrubina en sangre. De esta manera es como se puede definir a la citada ictericia que puede ser de varios tipos, entre los que destacan estos:
- La del recién nacido. Es muy frecuente en los pequeños que acaban de nacer y, por regla general, no requiere ningún tipo de tratamiento. Únicamente se establecerá que al pequeño le dé el sol todos los días pues así desaparecerá en unos días.
- Ictericia por lactancia materna. Esta tiene lugar cuando la leche de la madre tiene alguna sustancia que procede a entorpecer la correcta labor de las enzimas del hígado, que son las que proceden a la transformación de la citada bilirrubina. Se puede extender hasta la semana 12 de vida del pequeño. El médico estudiará la situación y establecerá las medidas oportunas, pero no establecerá que se deje de lado el darle el pecho.
La ictericia fisiológica, que es muy habitual en los bebés prematuros, o la ictericia patológica, que puede estar asociada a determinadas situaciones hemolíticas, son otras de las variantes de esta citada coloración.
Impétigo
En este diccionario sobre la salud infantil con términos que empiezan por la letra “i”, no podía faltar este otro que ahora nos ocupa. Se trata de una infección de la piel causada por el estreptococo. Comienza con la aparición de pequeños enrojecimientos y, poco a poco, se transforma en vesículas y en costras.
Es muy contagiosa y toma como primer escenario lo que es la cara, aunque luego puede ir extendiéndose. En concreto, esto último sucederá cuando no se somete al pequeño al tratamiento adecuado a tiempo.
La manera de tratar esta infección suele ser mediante un tratamiento antibiótico, sin pasar por alto que también se indicarán otras pautas relevantes para hacerle frente:
- Habrá que limpiar la zona afectada del cuerpo del niño con agua y antiséptico.
- Se deberá aplicar la pomada que el pediatra considere más oportuna.
Solo en casos muy puntuales, el impétigo puede dar lugar a problemas renales o incluso a amigdalitis.
Incontinencia urinaria
Como enuresis también se conoce a esta otra situación que ahora adquiere protagonismo en nuestro diccionario. Básicamente consiste en que el niño se orina de manera involuntaria en una edad en la que ya es capaz de controlar sus esfínteres.
Se considera que es más frecuente en varones, que suele afectar a un 15 % de los pequeños y que cuando se produce más habitualmente es durante la noche. De ahí que cuando se despierten por la mañana descubran que se han hecho pipí en la cama.
Causas emocionales, problemas afectivos, algún tipo de malformación de las vías urinarias o simplemente una infección son algunos de los motivos que pueden llevar a que el menor sufra incontinencia. En cualquier caso, se deberá optar por ponerse en manos del pediatra para que pueda encontrar el origen de la enuresis y tomar las medidas oportunas en pro de hacerla desaparecer.
Invaginación intestinal
Para concluir este artículo, vamos a indicar qué es este otro término relacionado con la salud infantil. Se trata, en concreto, de una obstrucción intestinal bastante común en los pequeños con edades comprendidas entre los 3 meses y los 3 años de edad.
Se produce cuando una parte del intestino se repliega y eso da lugar a que un segmento del mismo penetre dentro de otro.
Una infección de tipo viral o un agrandamiento de los ganglios linfáticos del citado intestino son dos de las causas más frecuentes que provocan la citada invaginación. Se manifiesta a través de síntomas tales como fiebre, vómitos o dolores abdominales, entre otros.
Un enema suele ser la habitual herramienta que se utiliza para poder acabar con esta obstrucción. Solo en casos muy específicos será necesario recurrir a la cirugía.
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