Qué ejemplo le das a tus hijos y cuándo no damos ejemplo
Asumir que somos humanos, tener valores y ser positivo nos servirá para dar buen ejemplo a los niños.
Dar ejemplo a los hijos es algo que desean todos los padres, pero ciertas actitudes que solemos tener incluso de forma diaria, puede que sean todo lo contrario. Gritar, discutir, decir palabrotas o incluso no comer de forma sana, es algo que como adultos puede que hagamos y aunque son conductas siempre reprobables, lo cierto es que en el caso de tener además niños pequeños en casa, es algo que no nos va a servir demasiado para darles ejemplo.
Qué ejemplo le das a tus hijos y cuándo no damos ejemplo
Cuando uno/a se convierte en padre o madre, intentar dar siempre el mejor ejemplo a los niños, pero estos deben crecer teniendo como referente a padres y madres que sean humanos. Gente adulta que se equivoca y que aprende a medida que vive.
Solo así los niños podrán tener una visión realista de cómo es su padre o madre, pero al margen de esto, tener buenas actitudes, valores y educación nos va a servir para que los niños vean en nosotros un buen ejemplo a seguir.
Por ejemplo si te comprometes a hacer algo con ellos, debes cumplir esa promesa por mucho que te apetezca hacer otra cosa. Si quieres que coman sano, tú también debes hacerlo o si quieres que se cepillen los dientes, deberás hacer lo mismo.
Pautas para dar ejemplo a los hijos
Por otro lado, existen algunas actitudes de vida que si las tomamos nos van a servir para dar un buen ejemplo a los niños. Son estas:
- Acepta a ser imperfecto/a: Esto parece contradecir esa idea que antes hemos comentado: la de dar a los hijos la imagen de que somos «superhéroes», sino que tenemos que asumir que somos humanos, que nos equivocamos y que en muchas ocasiones somos vulnerables. Todo ello, deben verlo los niños
- Firmes y tiernos al mismo tiempo: Las reglas que pongamos a los deben ser claras y sencillas. Repítelas a menudo y apégate a ellas. ¡Tus hijos comprenderán rápidamente lo que es tan importante para usted!.
- Usa las palabras mágicas: Aprecias que tus hijos digan por favor y gracias, pero ¿estás tú diciendo esas palabras mágicas? Esfuérzate por decirlas siempre que sea necesario.
- Malas palabras: ¿No puedes tolerar ciertas palabras o palabrotas? Elimínalas de tu vocabulario también. De lo contrario, ¿Cómo explicas que tienes derecho a decirlas, pero no a ellos? Muy rápidamente, la excusa de que es una «palabra de adultos» ya no se sostendrá .
- Pide perdón: Disculparse no es un signo de debilidad, es un signo de respeto. ¿Te equivocas? ¿Reaccionaste con fuerza? ¿Dijiste una mala palabra? Discúlpate sin demora y sin vergüenza. Muestra a tus hijos tu honestidad, tu rectitud y tu sentido de la justicia.
- Usa el humor: Aprender a restar importancia a determinadas situaciones o a incluir un toque de humor en la rutina diaria es una buena forma de hacer la vida más agradable.
- Hablar no es gritar: Cuando estás enfadado/a, de nada sirve gritar a los hijos. Discute el tema con calma. Verán que es posible resolver conflictos hablando… ¡y no gritando!
- Influencia positiva: Si te quejas todas las mañanas cuando suena la alarma, ¿cómo logras que los niños realmente quieran empezar el día con el pie derecho? Comienza tu día un poco antes para que no tengas que estar presionado por el tiempo.
- Ten confianza: Tener confianza en uno mismo y confiar en tus hijos servirá para dar ejemplo pero también para que el clima familiar sea más pacífico.
- Libera la presión: Muéstrale a tu hijo maneras de calmarse, relajarse o tomarse un tiempo para sí mismo. Explícales qué te hace sentir bien y anímalos a que presenten ideas para que encuentren “su” forma de hacer las cosas.
- No a las palizas o azotes: No respondas con violencia a tu hijo para que escuche razones. Le enviarías un mensaje contradictorio: hago lo que te digo que no hagas.
¿Cuándo no damos ejemplo a los niños?
Aplicar lo mencionado nos va a servir para que los niños tomen un buen ejemplo de nosotros, pero lo cierto es que algunas pautas o actitudes pueden ser en ocasiones difíciles de cumplir, hasta el punto de darse la situación contraria, es decir la de no dar ejemplo a los niños porque nos resulta más fáciles castigarles, gritarles e incluso darle un azote en el culo.
Sin embargo, y a pesar de la presión del momento, ir por la vía fácil es a la larga contraproducente. Piensa que los niños son como esponjas, de modo que si les das buen ejemplo desde pequeños conseguirás que a medida que crecen sigan ese ejemplo y acabes por hacerte caso, respetarte y también querer tener tus mismos valores cuando sean mayores.
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