Cómo explicar la contaminación a los niños

Aunque los niños suelen ver representado el cielo de un fuerte color azul, con nubes y un sol radiante que ilumina campos verdes o ciudades bonitas, lo cierto es que son pocos, los dibujos infantiles que representan la realidad teniendo en cuenta el aumento progresivo de polución y contaminación en todo el mundo. Desde pequeños, los niños deben tomar conciencia de la importancia de cuidar el medio ambiente de modo que vamos a daros las claves para saber cómo explicar la contaminación a los niños.

El cambio climático ha entrado con fuerza en los debates (no sin preocupación) en el mundo de los adultos y jóvenes gracias al compromiso y el testimonio de la activista sueca Greta Thunberg , que invita a los estudiantes de todo el mundo a salir a las calles para pedir a los responsables políticos un cambio de rumbo para que los adultos del mañana puedan vivir en un planeta más sostenible.

Cómo explicar la contaminación a los niños

La contaminación del aire, su daño y qué podemos hacer para remediarla pueden, por lo tanto, explicarse a los pequeños con buenos resultados si se usan las palabras correctas y se proponen actividades adecuadas para la edad del niño. Veamos entonces dichas actividades y cómo enseñarlas a los niños.

Explicar la contaminación a niños de 3 a 6 años

Cuando el niño tiene entre los 3 y los 6 años, las habilidades pueden ser muy diferentes, pero a esta edad puedes introducir fácilmente el tema a partir de la curiosidad de los niños. Comenzamos, por ejemplo, preguntando «¿Qué es la contaminación para ti?» y escuchando la respuesta: el niño recurrirá a sus depósitos experimentales vinculados a amistades, escuela o familia para formular una primera respuesta. A partir de lo que nos diga, podemos completar el concepto y hacer una nueva pregunta, para proponer un concepto posterior y evitar la explicación frontal sin más, ya que es posible que así, no entienda nada.

Por otro lado, podemos hacer pequeñas acciones prácticas que les llevarán a comprender que es la contaminación. Por ejemplo, podemos sugerir a los niños que huelan el olor del aire cuando estamos inmersos en el tráfico y que lo comparen con los aromas durante una caminata en el parque. Lo mismo lo podemos aplicar a los ruidos y sonidos de nuestro entorno y caracterizar la presencia o no de la naturaleza a nuestro alrededor.

También será bueno que mostremos a los niños los humos que emiten los tubos de escape o de las chimeneas, y de este modo, podrán ver de qué está hecho el aire que respiran. Además, a través de acciones diarias, los niños aprenden de forma osmótica. Decidir que un día a la semana no vamos a coger el coche para ir de compras, o que el sábado por la mañana lo dediquemos a dar un pase por el parque ritualiza un comportamiento que se vuelve educativo y constituye un momento importante en la vida familiar.

Por último, podemos también buscar tareas específicas que tengan que ver con el tema y que vayan destinadas a niños de esta edad, como por ejemplo buscar un taller, o llevarlos a ver una obra infantil que hable sobre la contaminación.

Explicar la contaminación a niños de 6 a 12 años

En edad escolar, las fuentes de aprendizaje aumentan y apoyan una comprensión más profunda del tema. El niño tiene una experiencia más completa y esto sugerirá respuestas más complejas a cualquier pregunta que le planteemos sobre la contaminación.

Para esta edad, hay además muchos libros. Algunos se refieren a personajes que realmente existieron que lucharon en estos temas que se convirtieron en héroes positivos y que pueden servir al niño para que tenga algunos referentes.

En cuanto a actividades, podemos jugar un juego con cuatro canicas de diferentes tamaños y colores; si no las tienes, puedes usar cuatro frutas esféricas diferentes y algunas hojas papel. Con estas últimas, se hacen cuatro conos de papel de diferentes diámetros, similares a los embudos. Finalmente, se toman cuatro recipientes, a ser posible que sean transparentes. Las canicas de colores representan los temibles PM 10, PM7, PM5 y PM2.5 (que corresponden a las partículas de contaminación). Los conos de papel son, en orden descendente, la nariz, la tráquea, los bronquios primarios y los bronquiolos terminales. Finalmente, los recipientes transparentes representan la tráquea, los bronquios primarios, los bronquiolos terminales y los alvéolos, respectivamente.

Preparamos el embudo más grande (la nariz) sobre el primer recipiente (la tráquea) e invitamos a nuestros niños a dejar caer
las canicas de colores a través del embudo, desde la más pequeña hasta la más grande. Todas las canicas caerán en el recipiente, a excepción de la más grande que quedará en el cono de papel. Hemos aprendido que la nariz es un filtro potente capaz de retener PM10, evitando que lleguen a la tráquea.

Repetimos la experiencia con las canicas restantes. Preparamos nuevamente el cono de papel un poco más pequeño (la tráquea) en la parte superior del siguiente contenedor (los bronquios primarios). Pedimos a nuestros hijos nuevamente que suelten las canicas que quedan en el cono de papel, desde la  más pequeña
a la más grande Una vez más, todas las canicas pasarán a través del cono de papel, excepto la bola más grande: la tráquea filtra el PM7, y así sucesivamente, hasta PM2.5 que, si está presente en la atmósfera en altas concentraciones , desafortunadamente, logrará alcanzar los alvéolos y, a partir de estos, extenderse en la sangre.

A estas edades además podemos echar mano de móviles para bajarnos aplicaciones en las que se presente la medición de la contaminación en el ambiente en el que estemos. De esta manera, los niños podrán ver representado en pantalla, cuán contaminado está el aire y comparar con los distintos escenarios en los que se encuentre.