Los alimentos que ayudan al desarrollo del cerebro de los niños y adolescentes
Alimentos como los huevos, la manzanza, la avena o los frutos secos son esenciales para el buen desarrollo del cerebro de los niños y adolescentes.
Alimentar a los niños con comida saludable es la clave para asegurarnos que van a tener un desarrollo y crecimiento saludables, pero determinados alimentos puede que sirvan para desarrollar mejor el cerebro y la inteligencia no solo de los niños y adolescentes, sino también de los adultos. ¿Cuáles son?.
Los alimentos que ayudan al desarrollo del cerebro de los niños y adolescentes
Puede que algunos de los alimentos que te vamos a enumerar ya los estáis comiendo en vuestra familia, pero es ahora cuando un psiquiatra de Estados Unidos, el doctor Drew Ramsey, autor de varios libros sobre nutrición ha elaborado un listado que ha publicado la web estadounidense Webmd.com, en el que enumera qué alimentos deberíamos tomar desde pequeños para tener un buen desarrollo cerebral especialmente durante la infancia y la etapa de la adolescencia. En su listado, Ramsey también habla de los nutrientes esenciales para el desarrollo y buen funcionamiento del cerebro.
En particular, este médico indica que los siguientes alimentos y nutrientes alimentan el cerebro:
- Yogur griego, que a diferencia del yogur normal es más rico en proteínas. El yogur contiene las grasas esenciales definidas como «buenas» porque ayudan al cerebro a enviar y recibir información. Se puede combinar con cereales o frutas o chispas de chocolate, alimentos que potencian su efecto beneficioso sobre el organismo
- Verduras de hoja verde como la espinaca y la col rizada, ricas en antioxidantes, vitaminas y ácido fólico que ayudan a mantener joven el cerebro. La col morada también está repleta de nutrientes importantes como la vitamina B6, el ácido fólico y la fibra que ayudan con la concentración y la memoria. Si los niños se resisten a comer estas verduras, puedes por ejemplo agregarlas a una tortilla.
- Los huevos son otro alimento que ayuda a la concentración, ricos en luteína, omega3 y zinc. También es bueno comerlos por la mañana antes de la escuela, revueltos, o como una tortilla francesa que les aporte energía.
- Las semillas y los frutos secos son ricos en omega3, ahora se sabe, pero también en vitaminas y minerales que son muy importantes para el sistema nervioso, que en los niños está en constante fermentación. Puedes servirlas como mantequilla, pipas de girasol o maní por ejemplo, para untar sobre pan o galletas saladas o hacer un pesto. Las semillas de girasol, en particular, también son adecuadas para quienes son alérgicos a los frutos secos.
- El pescado que con su omega3 y vitamina D ayuda a la memoria y la concentración. Si a tus hijos no les gusta mucho, puedes cocinarlo como albóndigas o hacer hamburguesas, o servir con salsas.
- La avena es rica en proteínas y fibra que protegen las arterias del cerebro y el corazón, ayudando a la memoria y liberando energía duradera. Para potenciar su efecto se puede combinar con canela. Puedes dársela a los niños para el desayuno mezclada entre los cereales y la leche que toman antes de ir a la escuela.
- La carne es rica en minerales y hierro, pero lamentablemente los pesticidas y antibióticos administrados a los animales tienden a acumularse en la carne. Por eso siempre es recomendable elegir con cuidado el origen de la carne que ponemos en la mesa, especialmente para nuestros hijos.
- Las manzanas y las ciruelas son frutas dulces que a menudo les gustan a los bebés y son ricas en un antioxidante que protege las células cerebrales. Dáselas a tus hijos como merienda o al final de una comida, o agrégalas al yogur que se toman como postre.
Estos son los alimentos que son buenos para el cerebro. Como también recuerda el psiquiatra Ramsey, el cerebro de los niños se desarrolla muy rápidamente, así que la comida «buena» que enumera puede ayudar a este desarrollo y mejorar la atención y las habilidades de aprendizaje .
De hecho, se ha demostrado que los niños desnutridos , sobre todo en los primeros años de vida que son aquellos en los que se forma el cerebro y necesitan más nutrición, pueden tener repercusiones en sus capacidades cognitivas a corto y largo plazo . De hecho, el cerebro de los niños muy pequeños funciona a una velocidad muy alta porque crea las conexiones neuronales que luego los llevarán a recibir todos los mensajes y a aprender mucho más que un adulto. Anteriormente la desnutrición era un problema ligado a la pobreza, pero en las últimas décadas asistimos al nacimiento del problema incluso en países desarrollados donde los niños tienden a comer alimentos cada vez más ricos en grasas y calorías pero pobres en nutrientes.
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