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Uno de cada diez baleares con movilidad reducida tiene que cambiar de casa por problemas de accesibilidad

El 44% de los que tienen movilidad reducida no sale nunca o casi nunca de su casa

"El hogar se convierte en una cárcel para las personas con movilidad reducida"

Uno de cada diez baleares con movilidad reducida ha tenido que cambiar de casa por falta de accesibilidad a su edificio, según un estudio publicado con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad. La Fundación Mutua de Propietarios, entidad encargada del estudio, ha informado que el 14% de los baleares con movilidad reducida ha tenido que cambiar de domicilio por la falta de accesibilidad del inmueble donde residían, una cifra que asciende al 31% en el caso de quienes se desplazan en silla de ruedas.

Esta es una de las conclusiones del Informe ‘Accesibilidad y movilidad: mejorando la calidad de vida de las personas con discapacidad’, que analiza la accesibilidad tanto en el interior como en el exterior de la vivienda, mostrando su impacto en el día a día de las personas con movilidad reducida, un problema que experimenta el 55,7% de los 4,3 millones de españoles con discapacidad.

Según la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia (EDAD) del INE, un 57% de personas con movilidad reducida tiene dificultades para andar o moverse dentro de su propia vivienda. Tanto es así que una de cada cuatro ha tenido que realizar obras para adaptar su hogar, siendo los principales lugares los aseos (74%), dormitorios (42%), cocina (32%) y puerta de entrada (32%), según recoge el informe de la Fundación Mutua de Propietarios.

Sin embargo, las limitaciones a la movilidad se acentúan a la hora de desenvolverse fuera de la vivienda. Casi el 80% de los baleares con movilidad reducida tiene importantes dificultades para andar o moverse. Para solucionar esta problemática, el informe desvela que el 73% de las personas requiere de la ayuda de familiares y amigos.

No obstante, esta situación provoca que un 44% de los baleares pase muchos días sin salir de casa, y un 8% no salga nunca. En este sentido, el 33% considera que si su edificio estuviera más adaptado saldría más de casa, un porcentaje que se duplica en el caso de aquellos edificios que no tienen ascensor.

«En ocasiones, el hogar se convierte en una cárcel para las personas con movilidad reducida dada la dificultad para poder entrar o salir, encontrándonos con personas que se encuentran prisioneras en su propia casa por la falta de accesibilidad en su propio edificio», ha afirmado la vicepresidenta ejecutiva de la Fundación Mutua de Propietarios, Laura López Demarbre.

El informe advierte asimismo que un 87% de los edificios de viviendas debe realizar actuaciones de eliminación de barreras arquitectónicas para mejorar su accesibilidad. En concreto, un 17% necesita instalar un ascensor; el 22% una rampa para salvar el escalón de acceso al portal; el 56% tiene porteros automáticos no accesibles desde una silla de ruedas; dos de cada tres tienen sus buzones elevados y el 48% de los portales necesita un abrepuertas motorizado porque ésta pesa demasiado.

Llevar a cabo todas estas acciones supondría un coste medio por hogar en Baleares de 1.937 euros, cifra que se incrementa en aquellos edificios de menos plantas y menos vecinos, con 5.409 euros y 4.457 euros respectivamente; se sitúa en 3.156 euros entre los hogares de edificios más antiguos; en 2.416 euros, en los que tienen viviendas de menor tamaño y en 2.995 euros los hogares con menos ingresos.

El informe destaca también que, pese a que el 60% de los baleares está de acuerdo en que un edificio accesible revaloriza sus inmuebles, el 52% ve poco o nada probable realizar las mejoras de accesibilidad que se necesitan en su edificio. La falta de acuerdo entre vecinos (47%) y los motivos económicos (55%) son las principales razones expuestas, especialmente cuando la inversión supone un montante superior a los 2.000 euros.

«Muchas de las viviendas no accesibles son propiedad de personas con bajos recursos por lo que se evidencia la necesidad de que administración e instituciones contribuyan a hacer posible que se lleven a cabo actuaciones para la eliminación de barreas arquitectónicas», ha explicado López Demarbre.

De hecho, siete de cada diez baleares no han recibido ayudas para mejorar la accesibilidad de sus edificios, debido en parte al desconocimiento, la edad –los edificios en los que viven personas más jóvenes han recibido más ayudas–, la falta de solicitudes de adaptación del edificio –sólo el 18% de los baleares con limitación de movilidad han solicitado alguna–, o el número de plantas.

Ante la dificultad para salir de casa, la tecnología supone una gran ayuda para quienes tienen movilidad reducida. Una de cada dos personas afirma que ésta ha facilitado sus gestiones y un 19% la emplea para realizar compras por internet. No obstante, existe una brecha digital que afecta a los mayores de 60 años y a quienes viven en zonas geográficas con servicios digitales menos desarrollados.

Pese a todo, existe una clara relación entre la falta de autonomía y el estado de ánimo. En concreto, el informe afirma que un 60% de las personas con movilidad reducida se sienten mal con ellas mismas, una percepción más acentuada entre las personas mayores de 70 años quienes, además, son las que en mayor medida afirman quedarse muchos días sin salir de casa.