Sánchez tritura la Constitución

La España política se ha movido en el pasado y ahora de forma vergonzosa entre dos palabras, indultos y amnistías. La finalidad es la trituración total de la Constitución. Los primeros recayeron en los golpistas catalanes condenados/presos con la hipócrita premisa, decía Sánchez I el Traidor, de buscar concordia. Se tiraron a la basura los requisitos de pedir perdón y de no reiteración porque al día siguiente los enemigos de España dijeron que lo volverían a hacer, añadido a que su paso por la cárcel fue un verdadero cachondeo, al tener las competencias los mismos golpistas.
Los indultos fueron una decisión ignominiosa, traidora a todos aquellos que investigaron, lucharon, se enfrentaron al “procés”, a las manifestaciones, a todos los agravios sufridos, muchos de los cuales resultaron gravemente heridos, otros enjuiciados, etc., además de robar a los españoles mucho dinero que podría haberse destinado a fines sociales y se malversó para romper España y todo lo que rindió Sánchez por alcanzar la Moncloa. Facinerosos y bandoleros del Siglo XXI.
Por el mismo motivo, como el día de la marmota, ha venido la amnistía, para salvar al delincuente fugado Puigdemont y para significar que los golpistas no hicieron nada ilegal, es más, hay que pedirles perdón. La amnistía resulta mucho más deshonrosa e innoble, porque si el primero lo contemplaba la Constitución, aquella se la ha sacado Sánchez I el Mentiroso de la manga cual prestidigitador con la vil connivencia del Presidente del Tribunal Constitucional, más bien prostitucional, Conde Pumpido, el de la toga siempre manchada de barro, insultando a todos pero especialmente al Rey Felipe VI, que también debe pedir perdón por su discurso y por defender la Constitución. Vileza, rendición, traición nuevamente y rotura del Estado de Derecho, pues ya los españoles no somos iguales ante la Ley, y los jueces se equivocaron.
Y claro, Sánchez volvió a esgrimir la concordia ante unos individuos que odian a España, a la que intentaron romper, y vendió toda la dignidad por 7 votos como Judas Iscariote. La amnistía, lejos del hipócrita propósito de reconciliación con el que se trata de justificar esta misma, resulta profundamente divisiva, «una profunda y virulenta división en la clase política, en las instituciones, en el poder judicial, en la academia y en la sociedad española», como ha destacado la Comisión de Venecia. Desde Sánchez I el Mentiroso y el resto del Gobierno se pronunciaron en su día que la amnistía nunca se aplicaría, que jamás de los jamases, y ahora, sin el más mínimo rubor, se encomiendan al Pumpido para que los salve de la quema.
Pero no queda el asunto ahí, sino que el Constitucional ya ha amnistiado a los ladrones de los EREs, y me temo que es la baza de Sánchez para salir indemnes de todos los casos de corrupción que le afectan, su esposa, su hermano, su exministro, el Fiscal General del Estado, hidrocarburos, financiación ilegal, apropiación indebida; en definitiva, casi todo el capítulo de delitos contra el patrimonio y más. Sí, porque ahora resulta que el Tribunal Constitucional se ha erigido por el arte de la prevaricación en la instancia judicial por encima del Tribunal Supremo para amnistiar a todo el PSOE, a su familia, sobre todo al responsable de esto que no es otro que Pedro Sánchez, que no es otro que este nefasto PSOE, el Gobierno y todos sus socios enemigos de España sacando tajada.
La amnistía que quieren aprobar resulta arbitraria, afectando gravemente al principio de igual sujeción de todos a la ley, al haber sido redactada, precisamente al gusto de quienes promovieron una de las rupturas más graves de la convivencia en España en los últimos años. De forma que, pronunciamientos eruditos consideran contrarias a los principios del Estado democrático de Derecho aquellas autoamnistías en las que quien ostenta el poder político pretende blindarse para no terminar en prisión, que es donde merecerían estar todos, los que la promueven y los que pretenden ser amnistiados.
El asunto no queda ahí y es mucho más grave, pues por parte de Sánchez se han ido introduciendo enmiendas a la ley para dificultar el control judicial de la misma, con el objeto de evitar que se puedan plantear recursos eficaces para cuestionar su validez a nivel interno y europeo. Por otro lado, se ha atacado directamente la independencia judicial, especialmente con la propuesta de comisiones de investigación dirigidas a cuestionar políticamente las actuaciones judiciales, policiales, tapando que los golpistas buscaban que hubiera muertos sobre la mesa y conspirando con una potencia extranjera como Rusia, en un acto que a todas luces significó y significa una traición a España, lo que pudo suponer un conflicto internacional de incalculables consecuencias.
Todo ha sido un esperpento, el maldito 155, que fue una burla, el juicio descafeinado de traición a sedición, la moción de censura, un engaño rotundo, la Guardia Civil desalojada de Cataluña, Navarra y el País Vasco, más competencias a los Mossos que deberían haber sido disueltos por su complicidad con el golpe de Estado y así sucesivamente.
Resulta paradójico que Sánchez I el Concordio resuelva declarar 2025, 50 años de libertad, el año de Franco, comodín de estos socialistas cuando de forma rotunda la dictadura a la que nos está sometiendo Sánchez, nos está privando, no solo de aquella, sino de todos los valores que puedan adornar una inexistente democracia. Si fuéramos rigurosos con la historia y no con la Ley de Desmemoria Antidemocrática, podríamos pensar que Franco conocía bien a estos socialistas, a este PSOE, el que nos llevó a la guerra civil, que perdieron, junto con los mismos de la amnistía y los indultos, en definitiva los de siempre, y por ello aún seguimos en esa guerra aunque incruenta, seguimos en la revancha, para ganar aquella a cualquier precio. Es lamentable todo esto, pero ciertamente es así. “La corrupción y la hipocresía no deberían ser productos inevitables de la democracia, como sin duda lo son hoy.” (Mahatma Gandhi).
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