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Se masca la desilusión

Seguro que no entiendo nada de todo esto, pero también creo que animar a los abonados a renovar sus localidades para la temporada 2025-26 sin mayor atractivo que la presentación de la camiseta, una nueva cada año, las renovaciones de Mateu Morey y el tercer portero, Cúellar, sin haber concretado una sola salida y mucho menos algún refuerzo, lo de Pablo Torre se complica y Ramón Terrats ya se ha comprometido con el Espanyol, no invita a apresurarse.

Mientras el CEO, Alfonso Díaz, trata de explotar negocios ajenos al fútbol, verdadero objetivo del club, y sus acólitos de comunicación se dedican a inventar vídeos y gags con destino a las redes sociales, Pablo Ortells, director de fútbol, aun no ha dado una sola puntada con hilo y si alguien cree que con lo mismo de la pasada temporada se van a repetir los resultados de aquella primera vuelta, va más despistado que el pobre Arrasate, tan bueno y tan ingenuo.

Parece irrisorio que después de más de un siglo de este deporte o lo que sea a día de hoy, los gurús que sin haber dado una patada ni a una pelota de trapo, parecen haber descubierto la pólvora todavía no hayan aprendido que el fútbol vive de la ilusión. Eso ya me lo enseñaron hace unos cincuenta años cuando el fenecido semanario Fiesta Deportiva que se editaba cada sábado, barría en los kioscos a Semana o Mallorca Deportiva, que salía los lunes. Tan sencillo como que la esperanza de aquello que está por venir, gana siempre a la decepción de lo que ya está visto. Y el Mallorca, si no se renueva, está mas que visto por muchas cristaleras que se instalen en el túnel de vestuarios o conciertos musicales en lugar de buenos partidos. Con camiseta o sin ella.