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PRIMERA DIVISIÓN / JORNADA 7

Lewandowski marca la diferencia

Un golazo del polaco resuelve un partido de escasa producción azulgrana

El Mallorca mereció más, pero Jaume Costa se volvió a encontrar con Ter Stegen

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El partido duró mientras lo permitió Lewandowski. Es el resumen conciso de una noche en la que el Mallorca soñó con un imposible, pero lo despertó de forma abrupta el delantero polaco para volver a poner en evidencia que ha llegado a la Liga española para tiranizarla. Robert es un goleador descomunal, un depredador que domina tantos recursos que parece imposible frenarle. Son nueve tantos en las seis últimas jornadas, sólo se quedó a cero en su debut ante el Rayo. Números de otra dimensión. Con 34 años cumplidos, resulta inevitable pensar hasta dónde hubiera podido escalar si hubiera aterrizado en España hace seis o siete temporadas.

El Mallorca de Aguirre es un especialista consumado en su trabajo. De él no hay que esperar fantasía, pero sí eficacia. Lo demostró Valjent cuando le cayó un balón a los dos minutos. Rodeado de compañeros, renunció a jugarlo y se lo sacó de encima con un voleón. Evitar problemas: éste es el primer mandamiento de un equipo que tiene muy claro cuáles son sus virtudes y sus defectos.

Muriqi es su indiscutible referencia en ataque. El kosovar es todo intensidad y corazón y el equipo se beneficia de su espíritu y de su influencia. Los rivales saben que el Mallorca depende tanto de él que a veces dejan de vigilar el perímetro. Le sucedió a Kang, que a los 10 minutos dispuso del espacio suficiente para soltar un zurdazo que se fue alto, a Galarreta tras un saque de esquina y, sobre todo, a Jaume Costa, que ya con el 0-1 dispuso de la mejor ocasión doméstica en un remate en el área pequeña que le sacó Ter Stegen, el mismo portero que hace justo un año le birló el empate en el último minuto con una parada prodigiosa en la otra portería de Son Moix.

Al Barcelona le bastó en la primera parte el detalle de Lewandoswki al paso por el minuto 20, un recorte en el área sobre Valjent y un remate cruzado al palo apuesto de Rajkovic. Una obra de arte al alcance de muy pocos. El Mallorca no le permitió más y el equipo de Xavi se dio por satisfecho con el 0-1 parcial. El resto de los 45 minutos iniciales se consumió con un gigantesco rondo azulgrana y una exhibición de orgullo mallorquinista que se saldó con tres tarjetas amarillas para los de Xavi y una roja para su hermano Óscar por dirigirse de manera incorrecta al asistente.

El Mallorca mantuvo la fe en el arranque de la segunda parte y consiguió sacar dos remates con cierto peligro, uno de Muriqi y otro de Antonio Sánchez. Ni uno ni otro tuvieron éxito y eso fue todo lo que concedió el Barcelona, que se tomó la noche como un ensayo general ante su partido del próximo martes en San Siro. Xavi se protegió como pudo de la plaga de bajas que sufre y recurrió a muchos de los pocos habituales, como Kessie, Balde, Christenssen, Piqué y, sobre todo, Ansu Fati, que volvió al once inicial asistiendo a Lewandowski en el 0-1.

El partido no dio para más porque Aguirre renunció a lanzarse a tumba abierta en el tramo final y prefirió seguir manteniendo el esqueleto original en busca de una ocasión aislada que nunca llegó. El resultado obliga al Madrid a ganar mañana a Osasuna para seguir liderando la Liga en solitario, pero lo que es evidente ya es que los dos llegarán con mucha ventaja sobre el resto al clásico. Es lo que tiene disponer arriba de un tirano como Lewandowski.