Los hoteleros de Playa de Palma claman contra la inseguridad, incivismo y la dejadez del Ayuntamiento
Denuncian la permisividad municipal con el consumo de alcohol, venta ambulante ilegal y el menudeo de drogas
Advierten de que el turismo de borrachera se ha apoderado de las calles donde no se hace cumplir la legalidad
El Ayuntamiento vende su apuesta por la excelencia en una Playa de Palma tomada por los trileros
Los hoteleros y restauradores de Playa de Palma claman contra la inseguridad, incivismo y la dejadez del alcalde socialista José Hila, ya que, según denuncian, desde principios de mayo el turismo de borrachera se ha apoderado de la zona. Así lo han denunciado este martes Juan Miguel Ferrer y Pedro Marín, CEO y gerente de Palma Beach respectivamente, en el transcurso de un almuerzo informativo donde también han hecho balance del arranque de la temporada turística 2022.
«El templo de la fiesta es la calle, hordas de turistas siguen de fiesta a las cuatro de la madrugada, a veces con megáfonos que inexplicablemente se siguen vendiendo libremente», ha denunciado Ferrer, asegurando que la normativa aprobada en 2020 «no está funcionando».
«Se controlan los dispensadores de alcohol en los hoteles, pero el problema está en la vía pública. Hemos acabado con el todo incluido en nuestros establecimientos asociados y con el overbooking, hemos invertido en calidad, pero la permisividad en la vía pública, sobre todo, con el consumo de alcohol, la venta ambulante y el menudeo hacen que nuestros esfuerzos caigan en saco roto», lamentó este representante empresarial, pidiendo «el apoyo de las autoridades, porque ni los empresarios, ni los vecinos lo podemos parar».
«La situación en la vía pública es ahora peor que en 2017, 2018 y 2019 y ya damos por perdida la temporada en cuanto al control del incivismo», abundó el CEO de Palma Beach.
Los representantes empresariales han apuntado que «a partir del 10 de mayo sufrimos la llegada de grandes grupos de turistas que sólo buscan emborracharse en la vía pública, en primera línea o incluso en la playa».
«Estos turistas reservan con una semana o 10 días de antelación y suelen alojarse tres o cuatro noches de media”, lamentó Ferrer, quien indicó que gastan alrededor de 30 o 40 euros al día, «generalmente en alcohol y latas de cerveza que consumen haciendo botellón en la calle. Llegan a los hoteles sobre las 10 horas y a las 14 ya no pueden ni caminar, están completamente ebrios e incluso sus compañeros les dejan solos, tirados en la acera», explicó.
Para combatir esta lamentable realidad, once locales de restauración de primera línea de la Playa de Palma asociados a Palma Beach han decidido establecer un código de vestimenta para permitir el acceso a sus establecimientos. Algo que ya había en los hoteles, pero no en la restauración, donde no se permite estar sin camiseta, disfraces, camisetas de fútbol ni llevar productos adquiridos en la venta ambulante, como cadenas de bisutería o camisetas de otros negocios que promueven el turismo de borrachera.
Para corregir esta situación descontrolada, proponen que las denuncias que interpone la Policía a los turistas incívicos se cobren al momento como sucede en otros países.
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