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HISTORIA

El gobierno republicano planteó ceder Mallorca y Canarias a Mussolini si cesaba la ayuda a Franco

'El oro de Mussolini' de Manuel Aguilera desvela las claves del intento de negociación en marzo de 1937

El oro de Mussolini

El gobierno republicano entabló negociaciones en 1937 para ceder Mallorca a Italia, además de otros territorios como parte de Canarias, durante la guerra civil. A cambio de esta cesión, el gobierno de Mussolini debería acabar con la ayuda a Franco. El presidente del Gobierno, Largo Caballero, pretendía que una vez los italianos estuvieran fuera de la guerra, los alemanes también retiraran su apoyo a Franco. De este modo, la República salvaba una parte de su territorio. En estas negociaciones intervino el embajador de España en París, Luis Araquistáin.

Los italianos planeaban trasladar a Mallorca a 100.000 compatriotas e
iniciaron la compra de fincas importantes. Esta historia, poco conocida, es la que explica el libro El Oro de Mussolini de Manuel Aguilera Povedano, que avala estos hechos con material encontrado en la Universidad de Stanford (California) y en documentos de dirigentes anarquistas como Federica Montseny -ministra con Largo Caballero- o Diego Abad de Santillán.

No cabe duda de que las Baleares eran una pieza estratégica apetecida por los italianos y también por Inglaterra. La presencia italiana en Mallorca se produce nada más iniciarse la Guerra Civil. Ya es un hecho, a mediados de julio de 1937 y en agosto llega el escuadrista camisa negra Arconabaldo Bonacorsi, conocido como Conde Rossi, comisionado por Mussolini para llegar a un acuerdo e instalar bases aéreas en la isla.

La aviación italiana actúa en el frente de Manacor, en contra de las tropas del capitán Bayo que prenden reconquistar Mallorca, en una expedición desde Menorca que había permanecido en el bando republicano. Rossi crea una milicia, los Dragones de la muerte, que actúa en la retaguardia del frente de Manacor.

El interés italiano en Mallorca es notable desde el inicio de la guerra. Aviones Savoia Marchetti están en los campos de aviación de Son Sant Joan, Inca, Polllença y Ses Salines. Estas negociaciones tuvieron lugar en Mónaco y las llevó a cabo Luis Araquistáin, a través de Chapri, un agente secreto al servicio de la embajada española en París.

El contexto de la negociación y el desencadenante es la derrota de los republicanos en Málaga el febrero de 1937. Este hecho tuvo como consecuencia una crisis en el gobierno de Largo Caballeo al dimitir el subsecretario del ministerio de Guerra, general Asensio Torrado.

El curso desfavorable de la guerra para la República acabará con el gobierno de Largo Caballero, sustituido por el socialista Juan Negrín en mayo de 1937, que será jefe de gobierno hasta el final de la contienda.

El conde de Rossi en la Vía Roma de Palma el 6 de septiembre de 1936. (David Christie Oleza).

Manuel Aguilera asegura que fue durante su estancia como investigador en la Universidad de Stanford (California) cuando pudo consultar una copia del informe sobre estas negociaciones que hizo un agente secreto por encargo de Luis Araquistáin, que figuraba en el archivo del escritor, periodista y político socialista. Araquistáin era el principal aliado de Largo Caballero y fue director de Claridad, el órgano de expresión de la corriente caballerista dentro del PSOE, caracterizada por unos postulados más maximalitas que
el ala de Indalecio Prieto, centrista y mayoritaria en la ejecutiva socialista de la época.

Araquistáin consideraba que el interés italiano en España era solo económico y no ideológico, por lo tanto, puede que el gobierno de Mussolini estuviera abierto a una negociación. En esta universidad se encuentra también el archivo del periodista e investigador Burnet Bolloten. En este legado se halla una carta de la exministra republicana Federica Montseny, líder anarquista, a este historiador que admite las negociaciones.

En una misiva fechada el 31 de mayo de 1950 escribe Federica Montseny: «En aquellos días hubo varias iniciativas dirigidas a buscar soluciones diplomáticas al problema español, a cuál más peligrosa y osada, de las que no se hizo estado en acta ni nota alguna, incluso una tendente a iniciar diálogo con el propio Hitler, cediéndole las Baleares o las Canarias, a cambio del cese de toda ayuda a Franco». La exministra advertía a su corresponsal: «Tenga usted extrema reserva y cuidado al tratar este asunto, pues no quiero citarle ni el autor de la proposición ni el conducto por quien vino y adquirió estado extraoficial en el gobierno».

El informe original del agente José Chapiro, alias Schulmeister, sobre la negociación con un mediador italiano está fechado en Mónaco el 9 de marzo de 1938. El documento se encuentra en el Archivo Histórico Nacional. Está incluido en el Archivo Araquistáin Quevedo y corresponde al legajo 70.
En el libro de Manuel Aguilera se reproduce una página del informe que lleva por título Comunicación de J.Ch con un desconocido en la Costa Azul. Cuenta con detalle cómo se produjo el encuentro el 7 de marzo.

Los italianos solicitaban, además de concesiones territoriales, contrapartidas económicas. Entre ellas, un libre cambio durante 25 años para productos como la seda, pasta y automóviles, así como una compensación por gastos de guerra de 100 millones de dólares a pagar en un plazo de 18 meses. Aunque el principal interés eran las Baleares.

Alemania quería las Islas Canarias

Estos ofrecimientos llamaron la atención a Alemania, que llegó a proponer hacerse con las Islas Canarias. Los contactos acabaron por romperse ante la exigencia de los alemanes de hacer públicas las pretensiones y formalizar un acuerdo. El gobierno de Largo Caballero cesó en mayo de 1937. El nuevo presidente, el socialista Juan Negrín, dio otro enfoque a una posible negociación.

En este caso la pieza ofrecida era Mahón para los ingleses. Tampoco llegaron a buen puerto estos contactos. La política de Negrín se basó en la resistencia a ultranza. También intentó romper el Pacto de No Intervención, aprovechando el ataque de cazas republicanos al acorazado Deutschland en aguas de Ibiza, confundido con el crucero Canarias del bando nacional. La reacción alemana fue bombadear Almería. Negrín pensaba que la segunda guerra mundial era inevitable y que al estallar Francia e Inglaterra se decantarían por apoyar al bando republicano.

Los intereses italianos

El interés italiano en Mallorca por parte de Mussolini se manifestó ponto. Manuel Aguilera destaca que en octubre de 1936 el capitán Carlo Margottini, comandante del buque destructor Zenna atracado en la bahía de Palma, propuso al gobierno de Roma «la compra de terrenos de particular interés para Italia». Margottini fue uno de los mediadores que recabaron la ayuda de la aviación italiana para intervenir en el frente de Manacor.

Este apoyo aéreo fue decisivo para ganar la batalla. En marzo de 1937 el emisario italiano en la operación Schulmeister confesó que iban a «adquirir fincas privadas para instalar a sus emigrantes».

Destaca Aguilera que «esta operación debía hacerse, según el agente italiano, de manera legal y secreta para no alarmar a Inglaterra y Francia».
La principal dificultad para la operación era la prohibición expresa de que los extranjeros comprasen terrenos en la costa sin autorización militar. Para soslayar esta dificultad se utilizaron testaferros. Compraron La Albufera y Son Sant Martí. Con el objetivo de construir veinte casas coloniales, trasladar trabajadores y crear un «centro de italianidad» que fuera
creciendo con los años.

Los italianos elaboraron un auténtico Plan de Colonización. Las fincas fueron adquiridas por el Ministerio de Hacienda italiano. El libro ofrece también un panorama de la presencia militar italiana en Mallorca, que se prolongó hasta 1939. En la isla tenía su base la italiana Aviación Legionaria de Mallorca. Publica una referencia a las memorias del capitán Mancini, aviador destinado en la isla. Las misiones eran castigar el Levante peninsular republicano.

Estas bases en Mallorca tenían para el gobierno de Mussolini una gran importancia estratégica. Incluso llegó a pensar Mussolini utilizar estas bases durante la segunda guerra mundial, hecho que no se produjo porque fueron abandonadas al finalizar la contienda española.