Los comerciantes a OKDIARIO: «Si Armengol prescinde de los cruceros, que nos cubra las compras»
Los comerciantes del centro de Palma rechazan la cruzada contra los cruceristas del Govern balear
"Debe seguir igual que antes porque ningún puerto del Mediterráneo restringe nada"
Los comercios de Palma hacen su agosto con los cruceristas que el Govern de Armengol quiere echar
Tras dos años de pandemia que han puesto en jaque a miles de pequeños empresarios en Baleares y cuando la principal fuente de ingresos de las Islas empieza a remontar el vuelo, la primera decisión de la presidenta del Govern balear, la socialista Francina Armengol, ha sido limitar la llegada de cruceros al puerto de Palma, fijando un máximo de tres al día.
El Ejecutivo balear, integrado por socialistas, independentistas de Més y Podemos, sigue poniendo palos en las ruedas a la recuperación económica, en el arranque de la temporada turística, ajeno al sentir de comerciantes, restauradores y trabajadores, que no tienen el sueldo garantizado a fin de mes y que dependen del turismo para tirar hacia adelante después de dos años muy duros. Es el caso, por ejemplo, de Joaquín, comerciante de toda la vida con la tienda Bordados Valldemossa de la céntrica calle San Miguel, número 26.
«El turista de cruceros es muy importante: con el poco tiempo que está aquí, no perjudica al medio ambiente y deja mucho dinero. Es un turista que gasta y nosotros vivimos prácticamente del turista. Lo que no se puede hacer es prescindir del turista, si se prescinde, que el Govern nos dé otras opciones que cubran las compras que nos hacen los cruceristas», explica a OKBALEARES.
En la misma línea se posiciona Pedro Miró, de Joyería Miro, en la misma calle San Miguel de Palma. «Creo que este tema no se está llevando bien. Los cruceros son muy necesarios para el comercio de la ciudad. Es muy necesario que haya dos protagonistas, un turismo que va, que viene, está a unas horas y después se va. No nos causa contaminación, no es un problema y encima el gasto medio de un crucerista es bastante más alto por día que un turista que se quede una semana aquí en Baleares.
Por tanto. creo que es súper necesario, no se deben restringir y deben de seguir como estaban antes, si no fijaros en todos los puertos del Mediterráneo, nadie restringe nada».
Diferente opinión tienen entidades afines a los partidos del Ejecutivo balear que integran la plataforma contra los cruceros que, esporádicamente, expresan su rechazo a este tipo de turismo montando un stand propagandístico en la Plaza Mayor de Palma.
Una veintena de asociaciones ampliamente subvencionadas por la Administración balear de la que forma parte, entre otros, el expresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos, Joan Forteza, y que van más allá del límite de tres buques al día impuesto por Armengol: uno y un tope de 4000 personas diarias. Además exigen aumentar el impuesto de turismo sostenible que pagan los cruceristas hasta los cinco euros, y destinarlos a compensar los «gastos públicos y privados que genera el impacto de las excursiones» de cruceristas al centro de la ciudad.
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