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Malestar vecinal por un nuevo albergue clandestino de refugiados en Zaragoza: «¡La policía no hace nada!»

El albergue está gestionado por la fundación Cepaim

Los vecinos denuncian que no tienen los permisos para desarrollar la actividad y que va en contra de los estatus de la comunidad

Los vecinos de la calle de la Milagrosa en Zaragoza están en pie de guerra desde el mes de agosto porque, en uno de los locales de los bloques de edificios, la fundación Cepaim ha instalado un albergue social de refugiados, que ha despertado la alarma social en el vecindario, puesto que denuncian que la ONG no tiene los permisos para desarrollar dicha actividad. Además, alertan que en las instalaciones podrían estar alojados menores.

De hecho, Cepaim es una de las ONG encargadas en gestionar la inserción de los veinte menores que Aragón acogió tras la polémica Conferencia Sectorial de Infancia y Adolescencia de julio, que llevó a Vox a romper los gobiernos de todas las comunidades que gobernaba con el PP.

Un albergue clandestino

Desde comienzos de agosto, en lo que ha sido toda la vida una academia de enfermería, se ha ubicado un albergue social clandestino, gestionado por la fundación Cepaim. Si bien, pese a la trascendencia del asunto, ni la ONG ni Delegación del Gobierno ha explicado el motivo de la apertura a la comunidad de vecinos de la que forma parte, como sí sucedió con el hotel del Grupo Gallardo, en Mora de Rubielos (Teruel), a comienzos de septiembre.

Según sostienen los vecinos de la Milagrosa del n.º 5 y 7, el local no cumple con los estatutos de la comunidad ni tiene licencia de actividad ni tampoco logró el permiso para llevar a cabo las reformas que hicieron. Un hecho que denunciaron a la Policía Nacional, con un pormenorizado informe. El caso está siendo llevado por el despacho zaragozano de abogados de Santiago Palazón, quien defiende que el albergue altera el hábitat de la zona, porque se trata de una actividad que no se planteó en su momento, tal y como reflejan los estatutos.

En la denuncia presentada el 9 de agosto, solicitaron «la intervención de la Policía Nacional y demás autoridades» con «urgencia» debido a que la situación podía ser muy «grave», ya que sospechaban que había menores de edad y que el albergue se encontraba «en una situación de irregularidad urbanista». Si bien, pasado un mes, el malestar de los vecinos no ha hecho más que acrecentarse: «La Policía no hace nada ni se ha presentado».

El albergue

OKDIARIO ha logrado entrar en este albergue y efectivamente, hemos podido constatar que tiene un gran comedor, varias habitaciones, donde en una de ellas los refugiados dan clases. Eso sí, desde la organización nos echaron rápidamente de las instalaciones cuando descubrieron que éramos periodistas: «No puedes estar dentro, es una propiedad privada», nos dijo uno de los trabajadores que supervisaba el centro.

La coordinadora en Aragón de Cepaim, Pilar Bernardó, nos atendió posteriormente por teléfono, aunque declinó dar alguna declaración al respecto de la actividad que habían comenzado a desarrollar en el local.

«Podemos hablar más adelante personalmente y te explico nuestra labor de acogida y de protección internacional, pero no ahora», contestó, «sólo falta que ahora se planten 200 a protestar a las puertas como en Mora de Rubielos». «De hecho, salgo ahora de una reunión con Subdelegación de Gobierno y otras entidades para hacer una estrategia coordinada», añadió. ¿Son refugiados? «Sí, son refugiados, pero no te puedo decir nada más», concluyó.

Por la puerta principal, a veces abierta, a veces cerrada, entran y salen chavales jóvenes. ¿Cuál es su país de origen? ¿Cuántos están instalados? ¿Cuánto tiempo se quedarán? ¿En qué condiciones legales se encuentran? ¿Qué años tienen? Preguntas a las que no hemos hallado respuesta. «Lo llevan con mucho secretismo y oscurantismo», denuncian los vecinos, que aseguran que no es un problema de xenofobia ni de aporofobia.

Sino que, con esta actividad de la que carecen de permisos, «está habiendo una discriminación positiva con el resto de ciudadanos que tenemos que cumplir las leyes», señala el administrador de la propiedad. Un sentimiento de malestar cada vez más generalizado ante el trato desigual que están recibiendo otros vecinos a la hora de emprender sus negocios o sus viviendas.

Las obras del albergue

Tras la venta del local, propiedad de Cáritas, a una sociedad de reciente constitución, el local fue reconvertido en albergue en tiempo récord, según explican los vecinos, al presentar sólo «una declaración para la reforma del local para adecuarlo a vivienda».

Los vecinos aseguran que se hicieron obras «con numerosas habitaciones (entre 9 y 10)», ante lo que consideran que se estaba produciendo «una irregularidad y un abuso de derecho o fraude administrativo», puesto que el local no era, por tanto, una vivienda, sino «un lugar de acogimiento o albergue».

De hecho, estos hechos fueron puestos en conocimiento del Ayuntamiento por los vecinos y, como consecuencia, la Gerencia de Urbanismo declaró contraria la declaración responsable, ordenando la «inmediata paralización de las obras y la restitución de la situación jurídica al momento previo de la actividad». De ahí que los vecinos exijan al Consistorio que «haga cumplir la normativa», ante el temor de que «consigan la licencia».

«No vamos a parar»

Pero… ¿Qué ha pasado desde entonces? «Nada», responden los vecinos. Bueno, sí, que nada detuvo en sus planes a los nuevos arrendatarios, que pese a no tener los permisos urbanísticos, lograron instalarse y alojar a los refugiados.

Y no sólo eso. En la comunidad de vecinos sufrieron al comienzo de la actividad un siniestro en las tuberías generales por lo que consideran «un presumible incremento de aguas fecales y residuales», como consecuencia de haber «tantas personas residiendo en su interior».

Ante este escándalo, el grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento de Zaragoza ha registrado, para este miércoles, una pregunta en la comisión plenaria de Presidencia, Relaciones Institucionales y Seguridad Ciudadana. A través de esta pregunta se espera que se pueda conocer más información sobre las actuaciones de la ONG Cepaim en esta albergue, que en acción coordinada con el Ministerio de Exteriores y  el de Inclusión, habrían trasladado refugiados a este local. Además de conocer qué medidas se espera que se adopten, tal y como reivindican los vecinos.

Por su parte, los vecinos de la Milagrosa, advierten que «no van a parar» hasta que se vean cumplidos sus derechos. «Sólo pedimos que el Ayuntamiento haga cumplir la ley, nada más», añaden, pues temen que de aprobarse este albergue clandestino, fuera el precedente para instalarse en más puntos de Zaragoza.

Cáritas vende el local por 238.000 euros

El anterior propietario del local era Cáritas, que lo vendió el pasado diciembre a una sociedad de reciente constitución (sólo un mes antes de la compra), por 238.000 euros. Dicha sociedad, Talayero Langarita SL, se constituyó con un capital social de 3.000 euros, pero pese a ello no necesitó «ninguna financiación bancaria», según sostiene la denuncia a la que ha tenido acceso OKDIARIO, puesto que al parecer el dinero lo habrían puesto al cincuenta por cierto las parejas de cada uno de los dos socios a través de dos sociedades más.

De hecho, en el objeto social de Talayero Langarita SL se reflejan actividades relacionadas con la adquisición y explotación de arrendamientos sobre bienes inmuebles, hostelería, etc., pero enfatizan que «ninguna relacionada con acoger o dar techo a personas en situación de vulnerabilidad o menores no acompañados».

Pues bien, esta propiedad habría acabado alquilando a la ONG Cepaim el local para su albergue clandestino. Cabe resaltar además que Cepaim, tal y como figura en su web, colabora así mismo con Cáritas, la anterior propietaria. La pescadilla que se muerde la cola.