Andalucía
El Pescaíto

La madre de Gabriel Cruz se manifestará contra quienes intentan lucrarse con el asesinato de su hijo

Patricia Ramírez convoca una movilización bajo el lema 'Nuestros peces no están en venta'

Gabriel Cruz, conocido por su familia como El Pescaíto, fue asesinado por la ex pareja de su padre, Ana Julia Quezada, el 27 de febrero de 2018. Ahora la madre del niño, Patricia Ramírez, ha anunciado que se manifestará el próximo sábado, 11 de mayo, bajo el lema Nuestros peces no están en venta, con la que rechazar las producciones audiovisuales de quienes «se están intentando lucrar con su muerte».

«Desde el principio no hemos querido protagonismo con esto, hemos rechazado todo tipo de ofertas que se nos han hecho y hemos manifestado continuamente que no queríamos participar de hacer ni documentales ni series con la muerte de Gabriel», ha trasladado Patricia Ramírez a través de un vídeo comunicado que ha difundido en redes sociales.

La madre del pequeño Gabriel, quien siempre se ha mostrado contraria a la exposición de la imagen de los menores víctimas de violencia y quien ha combatido la reposición de documentos audiovisuales ligados al caso de su hijo, ha solicitado el apoyo popular para evitar que se consumen este tipo de proyectos.

«Desgraciadamente en este momento están existiendo irregularidades y personas que se están intentando lucrar de su muerte, dañando no sólo su memoria después de habernos arrancado su vida, sino odiando nuestro dolor y no atendiendo a las normas, saltándoselas», ha asegurado a la hora de hacer constar su deseo de hacer pública dicha situación.

En este sentido, ha pedido el apoyo social para que valore si este tipo de situaciones pueden ser «injustas» para la propia familia de Gabriel o las de otras víctimas, así como para que valoren si deben «permitirse en una sociedad que merezca la pena vivirse». Una vez que las escuchéis

«Os ruego que nos ayudéis una vez más porque solos este viaje no podemos», ha reclamado Patricia Ramírez, quien ha solicitado apoyo para «darle vuelta a todo esto» y poder tener «un futuro un poco más transitable y esperanzador» ya que de lo contrario, según cree, «lo que se nos avecina va a ser difícil de soportar».

La madre de Gabriel Cruz ya realizó una campaña mediante una recogida de firmas para solicitar al Congreso que pusiera en marcha una ley que prohibiera «utilizar y beneficiarse» de la imagen de su hijo en medios digitales, páginas web o redes sociales como reclamo.

Asimismo, el pasado mes de marzo emitió una carta para reclamar a medios de comunicación y redes sociales que «respeten a las víctimas adecuadamente» y las «protejan del dolor innecesario», anteponiendo la «decencia y la profesionalidad frente a intereses particulares o económicos».

«Les ruego que den un paso adelante y den un ejemplo de país y pongan la ética y el buen hacer frente a la conveniencia», trasladó en un comunicado publicado en redes sociales cuando se cumplían seis años del crimen del pequeño de ocho años.

La madre de Gabriel lamenta las «malas prácticas» y el «sensacionalismo» en las que ha estado envuelto su «caso y otros casos violentos mediáticos en España» y subraya la «necesidad» de «un tratamiento adecuado de las noticias de sucesos» que evite la «vulneración de derechos fundamentales».

«Les pido que retiren lo feo de sus cuentas y dominios, lo que mancha su memoria, sus titulares escabrosos, vídeos, podcasts morbosos e innecesarios, y les ruego reflexionen si podría resultar bueno para proteger su profesión», indica.

Señala que comparte lo que «siente» en este comunicado en la creencia de que «este tipo de malas prácticas pueden cambiar» y en «memoria» de su «pequeño Gabriel», al tiempo que expresa su agradecimiento a «la marea de buena gente» que nos han «apoyado sin soltarnos durante estos seis años».

Patricia Ramírez aludió al «dolor» que le produce «que se promocionen los mismos contenidos desde hace seis años» o que «se utilice» su caso, y rechazó que se «culpe» a las víctimas por «buscar ayuda por todos los lados y cualquier medio a su alcance por encontrar o salvar a su hijo, hija, hermano, mujer, marido, abuelos».

Afeaba, en esta línea, que se «ayude a las víctimas a cambio de exponerles continuamente y utilizar su historia a conveniencia» y considera que «más que ayuda resulta aprovecharse de personas vulnerables necesitadas de cuidado y protección porque sus vidas cambiarán para siempre de forma drástica y brutal».

«Jamás pude imaginar el terrible dolor y deterioro que nos provocaría la mediatización del caso, el daño irreparable y el impacto que sigue teniendo en nuestras vidas», subrayó para concluir que resultaba «triste que, en estos seis años», cuando ha salido a la opinión pública «para solicitar que no se nos hicieran más perrerías en defensa de nuestros derechos», lo hiciera «con miedo a que lo utilizasen para ponerme en contra de otras víctimas o afín a un partido político o ideología».