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Cuba, Vietnam, Laos, China, Corea del Norte.. y ¡España!

Cuando Alberto Garzón, futuro ministro de Consumo y líder de IU, prometa su cargo como miembro del Gobierno, España se convertirá en una rareza política nada reconfortante, pero indiciaria de la deriva de Pedro Sánchez: nuestro país será el único de Europa con un comunista en el Ejecutivo. Militante del PCE, Garzón no oculta su ideología, sino que presume de ella (en 2017 escribió el libro «Por qué soy comunista»).  Colocar a Alberto Garzón en la cartera de Consumo es el colmo del surrealismo, si se tiene en cuenta que su modelo es Cuba. En suma, que el Gobierno de España se convertirá en un remedo del camarote de los hermanos Marx – Chico, Harpo y Groucho, más Karl- para completar el círculo de la vergüenza. Separatistas, proetarras y comunistas darán soporte al Gobierno socialista de Pedro Sánchez, que ha elegido como compañeros de viaje a los portadores de las ideologías más rancias del planeta.

Sólo Cuba, Vietnam, Laos, China y Corea del Norte profesan la ideología comunista -sinónimo de miseria y muerte-, lo que significa que Sánchez ha optado por el camino de la involución para sacar adelante su Gobierno «progresista». Lo de «progresista», dadas las circunstancias, es un eufemismo, porque no se puede conformar un Gobierno con las fuerzas más reaccionarias y dañinas para la democracia, salvo que lo que se pretenda es cargarse la democracia liberal y la Constitución de 1978 desde el propio Ejecutivo.

Lo de Garzón es una metáfora perfecta de la ruindad política de Pedro Sánchez, que para garantizarse su permanencia en La Moncloa ha roto el consenso constitucional rodeándose de los elementos más peligrosos y nocivos del paisaje político nacional para embarcarse en una aventura cuyo final amenaza con ser trágico para los intereses nacionales. El comunismo obtiene plaza en el Gobierno de España, con el apoyo de golpistas y proetarras. Y a eso le llaman «progresismo»