Daniel Luque corta una oreja de peso en Valencia pero la tarde de los ‘victorinos’ decepciona

La decepción llegó porque los seis "victorinos" marcaron un muy bajo nivel de casta y de fuerza

Daniel Luque
Daniel Luque dando un natural.

El diestro sevillano Daniel Luque, que cortó una oreja de mucho peso, impuso su autoridad en la lidia de la descastada y decepcionante corrida de Victorino Martín que cerró este domingo la feria taurina de Fallas, y en la que actuó mano a mano con Paco Ureña.

El encierro del famoso hierro de la A coronada no estuvo a la altura de la cita, ya desde su presentación, pues lucieron unas hechuras poco armónicas y no muy ajustadas al tipo de su encaste Albaserrada, conformando un lote, además, de muy desigual trapío.

Pero la decepción llegó sobre todo porque los seis «victorinos», sin excepción, marcaron un muy bajo nivel de casta y de fuerzas, sin entrega ante los engaños y, en algunos casos, con cierto peligro sordo que no acabaron de desarrollar precisamente por esa falta de energías.

Ureña y Luque tuvieron que dirimir ante ellos el que se presumía un reñido mano a mano que, así las cosas, no acabó de tomar vuelo, a pesar de que los dos pusieron todo de su parte y una paciente entrega para remontar las escasas opciones de la corrida. En el balance final, el mejor librado fue el sevillano, pues acabó por llevarse la única oreja de la tarde, que, todo hay que decirlo, ha sido una de las de mayor peso y mérito de todas las concedidas en una feria, salvo hoy, de tono triunfalista.

Ese trofeo, que cualquier otra tarde se hubiera doblado con absoluto merecimiento, le llegó por una faena en la que Luque aplicó la rotunda autoridad que ha hecho costumbre las dos últimas temporadas, y que en este caso le sirvió para sacar partido de ese cuarto «victorino».
Tuvo el toro, vareado, veleto y caído de riñones, un comportamiento tan afligido en los primeros tercios como el de varios de sus hermanos, solo que Luque, con tesón y aguante, fue poco a poco haciéndole seguir acompasadamente una muleta suave y que no le quitó de la cara, aunque el astado se moviera a trompicones.

A puro pulso, y muy afirmado en la arena, el torero de Gerena tiró de él en tres meritorias series con la derecha, hasta que el animal renunció, pese a lo cual todavía le robó de remate otra buena tanda de naturales antes de tumbarlo de un soberbio espadazo. Con los otros dos toros de su lote el sevillano se mostró igual de seguro y firme, por mucho que el primero se defendiera con cierta incertidumbre hasta que se afligió y el sexto apenas tuviera medias arrancadas que pasaron del temperamento al vacío, sin que Luque se diera nunca por vencido en el intento de sacarle partido.

FICHA DEL FESTEJO:
Seis toros de Victoriano Martín, muy desiguales de presencia y de dispares y feas hechuras, con un bajo fondo de raza y de medidas fuerzas, lo que, en algunos casos, también les impidió desarrollar cierto peligro sordo.
Paco Ureña, de corinto y oro: pinchazo y estocada delantera caída (ovación); dos pinchazos y descabello (silencio); y estocada desprendida perpendicular (ovación).
Daniel Luque, de purísima y oro: pinchazo y estocada trasera (silencio); gran estocada (oreja); media estocada desprendida y dos descabellos (ovación).
Entre las cuadrillas, saludaron en banderillas Juan Contreras, Jesús Arruga (dos veces), Curro Javier e Iván García.
Noveno y último festejo de la feria de Fallas, con algo menos de la mitad del aforo cubierto (unos 5.000 espectadores).

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