Supieron que iban a morir: los 48 segundos de terror en el Titan
Un especialista desvela como pudieron ser los últimos momentos de los pasajeros a bordo del Titan
La española que bajó a ver los restos del Titanic cuenta toda la verdad sobre el Titan
La misteriosa tragedia del Titan, el sumergible que implosionó en aguas del atlántico norte, sigue dando que hablar entre los especialistas de las profundidades oceánicas. En este sentido, el ingeniero español y marino mercante José Luis Martín cree que el batiscafo sufrió una «caída libre» de entre 48 y 71 segundos. Unos momentos de terror que probablemente sufrieron los cinco pasajeros a bordo.
El especialista afirma que el sumergible descendió en posición vertical durante unos 900 metros y sin ningún tipo de control y después implosionó expulsando a los pasajeros que se amontonaron en el fondo unos encima de otros.
Según explica a NIUS, medio que ha consultado al ingeniero, Martín ha logrado estos datos teniendo en cuenta una serie de datos sobre el sumergible: el peso, el empuje, la masa, la aceleración, la velocidad de caída de un cuerpo libre y el coeficiente de fricción que ejerce el agua contra un cuerpo. Ahora bien, la conclusión más terrible de su estudio es que los cinco tripulantes del Titan fueron conscientes de todo lo que ocurría, hasta la implosión. «La muerte súbita fue inmediata», concluye.
Asimismo, la microbióloga del Instituto Español de Oceanografía de Málaga, Isabel Ferrera, que descendió a los 2.653 metros en dos expediciones distintas a bordo del sumergible Alvin, ha revelado en una entrevista a Europa Press la que podría haber sido la causa de la implosión. «Si el diseño del submarino Titan va acorde a la profundidad máxima que puede alcanzar, no debería haber problema. Si lo ha habido es porque había un problema con el diseño, los materiales o se ha descendido más metros de los que podía soportar», ha subrayado.
Los riesgos de un submarino comercial
Los submarinos científicos, como el Alvin, tienen una forma diferente a la del Titan y tienen capacidad para tres personas, mientras que la del sumergible era de cinco personas. «Lo hicieron más grande me imagino que por ser comercial y, según dicen, no llevaba el sistema de localización por balizas», ha especificado Ferrera.
Para Isabel, las diferencias entre lo dos submarinos son muy grandes. El Titan es un sumergible experimental que «no estaba validado por una autoridad competente», mientras que el Alvin es un submarino científico que tiene «una tecnología parecida a la aeroespacial», por lo que la microbióloga española «nunca» tuvo miedo al realizar sus expediciones.
Para la científica, el riesgo de ir en el submarino Titan es «mucho mayor», ya que se trata de un sumergible privado «que no estaba certificado ni aprobado por ninguna autoridad competente» y en el que los viajeros «tenían que firmar un documento» antes de sumergirse. «Bajaría a las Fosas de las Marianas», asegura Ferrera, pero siempre en un submarino científico y no en uno comercial, asegura.
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