Sociedad

La protonterapia afianza su eficacia contra el cáncer ante su inminente llegada a España

Dos nuevos estudios publicados recientemente han demostrado la seguridad de la terapia de protones en el cerebro en niños enfermos de cáncer, un hecho que prueba de manera fehaciente los beneficios de la protonterapia en el cáncer infantil. Beneficios médicos en un colectivo probados a través del tratamiento con protones que pronto, a finales de este 2019, serán una realidad en nuestro país gracias al Centro de Protonterapia que el Grupo Quirónsalud ha construido en Pozuelo de Alarcón (Madrid), el primero de estas características en España. El objetivo es poder tratar pacientes tanto de la sanidad pública como de la privada.

La terapia de protones tiene diferencias clave con la radiación de fotones tradicional, la radiación de fotones generalmente usa múltiples rayos de rayos X para atacar un objetivo tumoral, pero inevitablemente deposita radiación en los tejidos normales más allá del objetivo, dañando potencialmente esos tejidos cuando el haz sale del cuerpo. En cambio, la terapia de protones permite «esculpir el tumor con la dosis de radiación reduciendo el riesgo de dañar los tejidos sanos» en comparación con las técnicas de radioterapia convencional que utilizan fotones o electrones, señala el Prof. Raymond Miralbell, Director Médico del Centro de Protonterapia del Grupo.

En concreto,  una investigación publicada en la ‘Pediatric Blood and Cancer’ ha determinado que los niños muy pequeños que recibieron terapia de protones para meduloblastoma tenían tasas más altas de supervivencia general y supervivencia libre de recurrencia en comparación con los pacientes que recibieron quimioterapia intensa sin radioterapia.

Pero, además, según el estudio publicado en ‘Acta Oncologica’, se ha comprobado que los niños con tumores del sistema nervioso central que recibieron terapia de protones con una técnica más nueva llamada exploración con haz de lápiz experimentaron una tasa significativamente menor de daño del tronco encefálico que los pacientes tratados con técnicas de protones más antiguas.

Ambos estudios fueron dirigidos por Christine Hill-Kayser, profesora asociada de Oncología Radioterápica en la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, miembro del Centro de Cáncer Abramson de Penn y oncóloga pediátrica en el Centro de Cáncer del Hospital de Niños de Filadelfia (CHOP).

El primer estudio se centró en niños con meduloblastoma recién diagnosticado, un cáncer en la base del cráneo. Los niñosde entre 4 y 18 años que presentan estos tumores suelen recibir radiación en todo el cerebro y la columna vertebral, pero este tratamiento puede ser muy tóxico para los cerebros en desarrollo de niños muy pequeños, de cuatro años o menos.

Asimismo, los niños más pequeños con esta enfermedad generalmente reciben regímenes de quimioterapia intensos en lugar de radiación, pero a menudo pueden recaer, y estudios anteriores han demostrado que el mayor riesgo de recaída está relacionado con un área llamada fosa posterior, la parte de la base del cráneo donde se localiza principalmente el tumor.

Una tasa de supervivencia del 84%

Los investigadores evaluaron a 14 niños pequeños que recibieron terapia de protones después de una cirugía y quimioterapia. Encontraron que la tasa de supervivencia general a cinco años fue del 84%, mientras que la tasa de supervivencia libre de recurrencia fue del 70%. Los datos históricos muestran que ambas tasas son generalmente entre 30 y 60% en pacientes muy jóvenes que no reciben radioterapia.

«Nuestro estudio, aunque pequeño, muestra resultados prometedores cuando usamos la terapia de protones para apuntar solo al área de cirugía en estos casos en lugar de irradiar todo el cerebro y las áreas espinales», señalaba el autor principal del estudio, Amardeep Grewal, jefe de residentes de Oncología Radioterápica en Penn.

Nueva técnica: escaneo con haz de lápiz

El segundo estudio se ocupa de una nueva técnica de protones es la conocida como escaneo con haz de lápiz –PBS por sus siglas en inglés–. Ésta es más efectiva a la hora de preservar el tejido sano que las técnicas de protones más antiguas gracias al escaneo doble disperso o uniforme.

A través de este segundo estudio, que prueba el éxito de los tratamientos de protonterapia, evaluó a un total de 166 pacientes con tumores pediátricos del sistema nervioso central y descubrieron que a los 24 meses, la tasa de pacientes que experimentan daño en el tejido del tronco encefálico por la terapia con protones PBS es del 0,7%.

«El efecto de la terapia de protones en el tronco encefálico ha sido objeto de mucho debate, pero nuestros datos muestran que la terapia de protones con escaneo con haz de lápiz no aumenta el riesgo en comparación con las técnicas convencionales de fotones», apunta la autora principal del estudio Jennifer Hyatt Vogel.

Los autores señalan, además, que estos datos justifican estudios adicionales, especialmente en pacientes de alto riesgo y pacientes que han recibido radioterapia previa. «Independientemente de la técnica, la experiencia en la planificación de la terapia de protones y el estricto cumplimiento de las restricciones de seguridad son esenciales, particularmente en el tratamiento de tumores cerca del tronco encefálico», apunta Hill-Kayser.

La protonterapia en España

Este año la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) publicó un documento de recomendaciones para el uso de la protonterapia en el que destacaba su potencial a la hora de ofrecer una liberación más localizada de la radiación, con la consiguiente “mejor distribucion

de la dosis y una menor irradiacion del tejido sano circundante”. De este modo, prosigue esta sociedad científica, se consigue una disminucion de efectos adversos tardios en los órganos y tejidos que rodean al tumor, así como una reduccion del riesgo de desarrollar segundos tumores, lo que “adquiere especial relevancia en los largos supervivientes, especialmente en la poblacion pediátrica”.

Además, en dicho documento justifica el uso de protones en las siguientes situaciones clínicas:

  1. Tumores oculares, incluyendo melanomas oculares.
  2. Tumores próximos o en la base del cráneo, incluyendo cordomas y condrosarcomas.
  3. Tumores primarios o metastásicos en la médula espinal/columna vertebral.
  4. Tumores en población pediátrica, fundamentalmente los localizados en SNC y/o próximos a órganos de riesgo (médula, corazón, pulmones).
  5. Pacientes con síndromes genéticos con riesgo elevado de toxicidad.
  6. Reirradiación en casos seleccionados.

«Es especialmente útil en tumores que requieren dosis altas para ser controlados y están localizados cerca de estructuras u órganos muy sensibles a la radiación. O en tumores pediátricos, ya que los órganos están todavía en desarrollo y son todavía más sensibles, por lo que es aún más importante poder evitar irradiar dichos tejidos», según explica la Dra. Carme Ares, Jefa de Oncología Radioterápica del Centro de Protonterapia de Quirónsalud.

Además, la SEOR estima que las necesidades de protonterapia para España se situaran a corto plazo en el 2% de los pacientes de cáncer y, a medio plazo, en el 11% de pacientes. Esto abarcaría desde la situación más restrictiva, solo con las indicaciones consideradas estándar, de unos 725 pacientes/año, hasta incluir todas las posibles indicaciones con un total aproximado de 17.000 pacientes/año.