El fiscal pide tres años de cárcel para el dueño de la finca donde murió Julen

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Llegada de David Serrano (c), y sus abogados Juan Martínez (i) y Antonio Flores (d), a los juzgados de Málaga para declarar como dueño del terreno donde el niño Julen falleció tras caer el domingo día 13 de enero a un profundo y estrecho pozo en la localidad de Totalán (Málaga). Foto: EFE

La Fiscalía pide tres años de cárcel para David Serrano, el dueño de la finca donde se encuentra el pozo en el que murió el pequeño Julen. Le acusa de un delito de homicidio por imprudencia grave.

El fiscal afirma en su escrito de acusación que Serrano «no había señalizado ni advertido» de la existencia del pozo donde cayó el niño, cuyo cuerpo no pudo ser rescatado hasta 13 días después de la caída. Como se recordará, el caso conmovió a la opinión pública española, que durante todo ese tiempo estuvo pendiente casi al minuto de los trabajos de búsqueda.

Nadie salvo el dueño conocía la existencia del pozo, según el fiscal, ya que «apenas se veía» la boca del mismo.

La Fiscalía también pide que Serrano pague una indemnización a los padres por la muerte del mismo y a la Junta de Andalucía por los perjuicios que se estimen durante el juicio.

El relato de los hechos

En las conclusiones provisionales del escrito se indica que el acusado fue junto con su pareja y su hija menor, así como con los padres de Julen y el pequeño a la finca el 13 de enero de 2018 . Serrano aparcó en la explanada en la que había realizado una obra con una canalización o zanja en forma de ‘L’ con la finalidad de asentar un futuro muro, que pretendía construir y que, además, se dispuso a mostrar al padre del pequeño, desplazándose ambos por la finca e iniciándose las tareas necesarias para hacer la comida.

Los menores, mientras tanto, y según el relato del ministerio público, permanecían junto a sus madres, pero la madre de Julen dijo que «se sentía indispuesta» por lo que se fue a llamar por teléfono a su trabajo para avisar de «la imposibilidad de acudir» y dejó al niño al cuidado de su padre.

El niño, por su parte, se bajó de la silla infantil donde se encontraba y se introdujo en la zanja de canalización sin que nadie se lo impidiera. Sus medidas le permitían caminar por ella. Su padre, al verlo, corrió tras él de inmediato, según la Fiscalía, para evitar «que se hiciera daño con las piedrecitas o las paredes de la zanja».

«De forma repentina»

Antes de que pudieran alcanzar la niño, «de forma repentina y sorprendente» desapareció de la vista, ya que «Julen se coló por la boca del pozo que se encontraba a ras del suelo de la zanja, «en el extremo final y sin tapar, precipitándose en su interior». La boca del pozo era de 28 centímetros de diámetro, reduciéndose posteriormente hasta los 21-22 centímetros.

Tanto la pareja del acusado como los padres de Julen «desconocían» que estaban preparando la comida «a 17 metros de distancia de un pozo sin tapar; al igual que tampoco sabían que estaba el mismo al final de la zanja en forma de ‘L’ en el lado corto; y que Julen corría en dirección a la boca del mismo.

El escrito explica que David Serrano «sí había avisado al padre de Julen de la presencia de pozos» pero cuando lo hizo «estaban junto a otro pozo que se encontraba en otra zona de la finca correctamente señalizado y cerrado» por lo que el padre del pequeño «no le dio más importancia». Sin embargo, el lugar elegido para comer estaba junto a otro pozo sin señalizar.

«El único conocedor»

Según señala el fiscal, el acusado «era el único conocedor» de la presencia del pozo por el que se cayó el pequeño, añadiendo que «los demás desconocían» la presencia del mismo ya que «apenas se veía». Es más, el escrito añade que el dueño, «a sabiendas de todo ello y de la falta de protección suficiente y adecuada, no adoptó medida alguna para evitar cualquier posible resultado lesivo, poniendo en peligro la vida de los dos menores; su propia hija y la de Julen, que finalmente cayó por él».

El padre del niño intentó sin éxito sacar a Julen del pozo «lesionándose los brazos en su intento de alcanzarlo, apartó los dos bloques de hormigón que rodeaban la boca y metió una goma de regar con el intento de que Julen se agarrara» pero «era imposible» pues «desconocía» que el pozo tenía 110 metros de profundidad y que el menor se encontraba precipitado hasta el fondo, apunta el relato.

Julen cayó el domingo 13 de enero a al pozo y su cuerpo fue encontrado a las 01.25 horas de la madrugada del sábado 26 de enero por los equipos de rescate que lo buscaban desde el momento del suceso; y a las 03.29 horas se logró subirlo a la superficie.

El coste de las tareas de rescate se ha estimado en 687.749,51 euros.

Asimismo, la Secretaría General de Industria, Energía y Minas de la Consejería de Hacienda procedió a la apertura de dos expedientes sancionadores contra el propietario de la finca donde falleció Julen y contra la empresa perforadora del pozo en concepto de «presuntos autores por infracción muy grave en materia de seguridad minera», y que ambos casos comporta una sanción dentro de una horquilla que oscilaría entre los 300.001 euros y el millón de euros.

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