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El 75% de los pacientes alérgicos a la penicilina son falsos positivos

"Las falsas etiquetas de alergia a penicilinas y otros betalactámicos no son un asunto menor, se trata de un problema de salud propia y pública"

La mayoría de falsos positivos examinados en el estudio proviene de la infancia,

Casi tres de cada cuatro pacientes etiquetados como alérgicos a los antibióticos betalactámicos o penicilinas son falsos positivos, según un estudio realizado por un grupo clínico encabezado por el doctor Gustavo Molina, especialista del Servicio de Alergología del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB).

Se han analizado 249 casos de alérgicos a betalactámicos, procedentes de siete hospitales públicos del Institut Català de la Salut (ICS): el Hospital Universitario de Bellvitge, el Hospital Universitario Vall d’Hebron, el Hospital Universitario Arnau de Vilanova, el Hospital Virgen de la Cinta, el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol y el Hospital Universitario Joan XXIII.

Del total de pacientes examinados, en 186 casos (el 74,3% del total) se ha retirado la etiqueta después del estudio alergológico. En el análisis, que reafirma los resultados de investigaciones similares, han participado especialistas en Alergología, Farmacología Clínica y Farmacia de los hospitales públicos del ICS.

«Las falsas etiquetas de alergia a penicilinas y otros betalactámicos no son un asunto menor, se trata de un problema de salud propia y pública», apunta el doctor Gustavo Molina.

El sobrediagnóstico de alergias a medicamentos tiene diversas consecuencias graves como el uso de alternativas terapéuticas más dañinas, más caras y menos eficaces, el incremento de infecciones de heridas quirúrgicas o la subida del tiempo de hospitalización.

Asimismo, también propicia el crecimiento de la resistencia a antibióticos, en un contexto global de aumento de las bacterias multirresistentes, que supone una amenaza cada vez mayor para la salud pública mundial.

La mayoría de falsos positivos examinados en el estudio proviene de la infancia, pese a existir suficiente evidencia sobre que la alergia a los antibióticos suele desarrollarse entre los 26 y los 54 años.

«Los datos muestran la necesidad de aumentar la formación en alergia e hipersensibilidad, para que el personal sanitario mejore competencias en la identificación de reacciones y los efectos adversos esperables de los fármacos», sostiene el especialista del Servicio de Alergología del HUB.