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El peligro de monitorizar los entrenamientos

En la última edición del CES de Las Vegas se presentaron una serie de nuevos dispositivos tecnológicos que probablemente se hagan un hueco importante entre los deportistas. Entre otras cosas un sujetador que mide las calorías que se queman o un cinturón inteligente que vibra por la falta de ejercicio. Cada son más las personas que deciden monitorizar sus sesiones, sobre todo entre los corredores. Sin embargo no a todos les acaba de convencer esos aparatos. Esa sensación de agobio los acabará encerrando en algún cajón. A continuación te explicamos algo más sobre el peligro de monitorizar los entrenamientos.

Una investigación realizada por la Escuela de Negocios Fuqua y que publicará en la próxima primavera el Journal of Consumer detalla los motivos que provocan esa desafección de los dispositivos inteligentes. Y es que al parecer la monitorización de los ejercicios no aporta felicidad.

La autora del trabajo, Jordan Etkin, sostiene que cuando una actividad se hace en beneficio propio y por diversión, las mediciones pueden tener efectos perjudiciales para el deportista. La mayoría de las personas encuestadas reconocían que disfrutaban mucho menos cuando iban acompañados de algún aparato como GPS o pulsómetro.

Para demostrar su teoría, Etkin puso en marcha seis experimentos en los que se le pidió a varios grupos de personas que caminaran, leyeran o dibujaran. Los que no cuantificaban los pasos dados, las páginas leídas o los trazos dibujados lo pasaban mucho mejor que aquellos que sí lo registraban. No obstante, también hay que decir que resultaban más productivas las personas que monitorizaban la actividad.

En otra de las pruebas realizadas, se dividió a los participantes en tres grupos de 100 personas. Uno de ellos tenía la posibilidad de controlar sus evoluciones con un podómetro, otro lo llevaba encima con la tapa sellada para que no pudiesen conocer sus resultados y a un tercer grupo se le dio la oportunidad de caminar a su aire o comprobar el número de pasos con el podómetro. Se comprobó que el 71% de estos últimos sintieron curiosidad y miraron el reloj para comprobar el número de pasos. Muchos de ellos acabaron en cierta medida decepcionados, posiblemente porque esperaban algo más. Los dos grupos que tenían la opción de mirar el pulsómetro disfrutaron mucho menos en comparación con los que no monitorizaron el trabajo. Y es que los primeros percibían el paseo como una obligación.

En muchas ocasiones ocurre que al medir el trabajo las actividades parezcan mucho menos entretenidas, algo que desaparece por completo cuando la gente las elimina. Por lo tanto, para pasar un rato agradable practicando una actividad física lo más conveniente sería no llevar encima ningún dispositivo inteligente. Lo único que conseguirá será debilitar la motivación inicial por hacer algo de deporte. Sin embargo, la monitorización del ejercicio sirve de gran ayuda para aquellos que busquen mejorar su rendimiento. Si tienes previsto comprarte un wearable para este año, lo mejor es que analices si le vas a sacar rendimiento. De poco servirá que te gastes 100 euros en un reloj inteligente si luego lo vas a guardar en un cajón.