Las manos

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La hidratación de las manos es un básico que no debemos olvidar.

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Las manos son nuestra primera carta de presentación, la tarjeta de visita que nos representa y además, nos comunican con nuestro entorno, realizamos infinitas tareas con ellas y dicen mucho de nosotros. Hemos de cuidarlas.

1. Evitar el lavado excesivo que reduce la capa lipídica de protección, anulando nuestra barrera de protección. Higiene sí, exceso no Y siempre hidratar tras el lavado de manos con cremas muy emolientes, que ayuden a compensar los elementos perdidos y además mejoren el aspecto con brillo y mayor frescura.

2. Evitemos el contacto de sustancias químicas irritantes directamente con nuestras manos. Pero recordemos que los químicos irritantes no se limitan a productos de limpieza o similares. Los productos químicos irritantes están en alimentos como frutas ricas en vitamina C (ácido ascórbico), o en almidón como la patata… por ello hemos de utilizar guantes al cocinar. En toda tarea que implique además la manipulación de químicos deberíamos utilizar guantes, adaptados a cada actividad, con el fin de que las sustancias químicas no irriten de manera crónica nuestra piel e incluso desencadenen alergias de contacto al producto.

3. Proteger del frío. El frío supone una deshidratación en las manos, aumentando su sequedad (por reducción en la producción local de lípidos) y favoreciendo la aparición de microfisuras o grietas que nos harán más vulnerables a otros factores ambientales. Y es importante además evitar los cambios bruscos de temperatura (las condiciones de frío extremo en el exterior y el ambiente caluroso y seco en el interior de las casas). Evitemos por lo tanto los secadores de mano con aire caliente que resecan terriblemente, recurriendo a toallas para secar nuestras manos. Usemos guantes en el exterior y compensemos la mayor sequedad de los meses fríos con mayor hidratación.

4. Proteger del sol. El sol en nuestras manos genera la aparición de manchas conocidas como léntigos solares. Además la fotoelastosis abocará en una piel muy fina, con reducción de fibras elásticas, con poco espesor, dando un aspecto avejentado (manos «huesudas y venosas» con piel delgada y traslúcida).

5. Es posible eliminar las manchas de nuestras manos con láser permitiendo «borrar» estas secuelas de la «edad solar» en nuestra piel. No hay que arrastrar las manchas en nuestras manos, pero siempre recordando que tras el tratamiento habremos de ser cuidadosos para evitar su reaparición.

6. Muy importante aumentar la calidad de la piel y su densidad con inductores de colágeno, si ha existido exposición solar intensa la reducción en la calidad de la piel será mayor, pero en cualquier caso la edad será un determinante en la aparición de una piel fina y deslustrada. El uso de inductores de colágeno tiene aquí una de sus aplicaciones más espectaculares, recurriéndose no a hilos tensores sino a productos líquidos inyectados con cánula para distribuirse por todo el dorso de la mano y estimular la síntesis de colágeno durante el mes posterior. Es esta una técnica rápida e inocua, que permite mantener la actividad diaria y cuyos resultados al mes son deslumbrantes. Ya no vemos nuestras venas o estructuras óseas a través de la piel y nuestras manos lucen jóvenes.

7. Y por último si queremos cuidar nuestras manos y que luzcan bellas hemos de cuidar de nuestras uñas. Reduzcamos la frecuencia de esmaltados químicos que dañan la cutícula y procuremos protegerlas solo con hidratación sin ningún agente químico externo. Evitemos agresiones físicas manipulando objetos con ellas, y cuidémoslas con manicuras cuidadosas y limado preferible a cortado. Hidratemos con aceites, en especial antes de acostarnos cuya duración será mayor.

Dra. Elisa Pinto

Jefe de Dermatología Hospital Ruber Juan Bravo 39, Madrid

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