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¿Conoces cómo la yemoterapia puede beneficiar a tu organismo?

Existen múltiples formulaciones y técnicas herbarias -que se incluyen en la homeopatía e incluso en la fitoterapia-, que tienen como objetivo mejorar nuestra salud gracias a los efectos de los distintos remedios vegetales que tenemos a nuestro alcance pero ¿has oído hablar de la yemoterapia?

Si la respuesta es negativa y te interesa conocer cómo esta práctica puede a reequilibrar tu organismo, en el caso de que este esté debilitado, entre otras cosas ¡sigue leyendo porque a continuación te explicamos todo lo que necesitas saber sobre esta técnica que cada vez está reuniendo a más adeptos.

¿Sabes todo lo que las yemas y brotes de flores y hojas pueden hacer por ti?

La yemoterapia se basa, efectivamente, en la capacidad curativa de estas zonas de los vegetales que, siendo la parte más tierna y extrema de ese vástago, constituyen las estructuras celulares incipientes que posibilitan el arranque del crecimiento de los tallos nuevos de las plantas.

A destacar que no tiene una base científica, por lo que hay detractores y defensores de ello.

En la yema de la que hablamos es donde se sitúan el conjunto de células primordiales –primodium– que forman el meristema vegetativo, y es ahí dónde se van produciendo células nuevas por división celular, también en el seno donde se encuentra toda la fuerza y el vigor de la planta que está a punto de brotar o florecer.

si es un recurso pujante en homeopatía y en fitoterapia (que previene o trata problemas de salud empleando productos de origen vegetal) para elaborar fórmulas herbarias y concentrados líquidos con una elevada potencialidad reparadora, es porque esas células son especialmente ricas en fitohormonas, aminoácidos, enzimas, vitaminas, oligoelementos y polifenoles…

Moléculas que en muchos casos se van perdiendo con el envejecimiento de la planta y que son beneficiosas para nuestro organismo.

Se está extendiendo por el mundo

El primero que propuso utilizar las yemas embrionarias de las plantas para tratar de reequilibrar organismos debilitados o perturbados fue el médico belga Paul Henry a finales de la década de los 50 del siglo pasado.

También cuando bautizó los resultados de sus investigaciones como fitoembrioterapia; y es que no fue hasta que el médico francés Max Tetau pasó a denominarla gemo o yemoterapia décadas más tarde que esta práctica adoptó el nombre que hoy en día conocemos.

¿Y cómo funciona exactamente?

Se emplean extractos de yemas o brotes en proporciones muy diluidas (a través de un preparado por maceración) para poder extraer la totalidad de los principios activos de estas yemas combinados con alcohol (que facilitará la extracción de glucósidos, ácidos grasos, vitaminas liposolubles como la vitamina E y alcaloides), agua (que sirve para aislar las vitaminas hidrosolubles, las sales minerales y otras moléculas, como flavonoides y taninos) y glicerina.

Y esto sirve para aislar los aceites esenciales, las ceras, las gomas y las materias colorantes, todo ello para obtener con estos preparados (que pueden hacerse en casa), un correcto drenaje de la sangre y la óptima desintoxicación del organismo.