Opinión

Vuelve la volatilidad económica

Tras casi una década de crisis económica, con poca inversión, caída tremenda de la actividad y destrucción masiva de empleo, especialmente en España, parece que, desde 2015 y, sobre todo, en 2016 y 2017, la economía había recuperado ritmos de crecimiento importantes basados en una confianza positiva, tanto de empresarios como de consumidores. La economía norteamericana mejoraba las expectativas e incluso la Unión Europea crecía a unos ritmos elevados para la media de sus períodos de crecimiento.

El caso específico de España, tras destruir seis millones de empleos durante la crisis como consecuencia de la grave recesión sufrida, lograba recuperar crecimientos muy por encima del 3%, de manera que retornaba al nivel de ocupados previo a agosto de 2007, volviendo a ser el país que más empleo generaba de toda la Unión Europea, además con una productividad algo más elevada, fruto de la reforma laboral.

Sin embargo, este paisaje idílico puede estar llegando a su fin. El petróleo escala hacia los 100 dólares por barril, con el enorme impacto que puede tener en la economía, sobre todo en la española, que sigue siendo muy dependiente. Es fácil que medio punto de crecimiento del PIB pueda perderlo la economía española si se da esa circunstancia. Paralelamente, desde que la Reserva Federal anunció que iba a subir los tipos en Estados Unidos tres o cuatro veces en 2018, los mercados han entrado en una dinámica de mucha volatilidad, que hace imprevisible su comportamiento en el corto plazo, tras haber sostenido una subida importante durante muchos meses. Del mismo modo, la ralentización del crecimiento económico de la zona euro dificulta que se pueda recuperar un nivel óptimo de precios y que el Banco Central Europeo pueda retornar a una Política Monetaria ortodoxa, aunque ello no sea fácil, pues debe hacerlo siempre con mucha prudencia para no impactar negativamente en la economía.

Por último, en España se aprueban unos presupuestos demasiado expansivos, que probablemente no cumplirán con el objetivo de déficit, tal y como señala la Unión Europea, pero que, a cambio, podrían dar estabilidad económica a nuestro país, que pasa por unos momentos muy complicados, quizás los más complicados de su historia reciente. Sin embargo, pese a ser unos presupuestos atípicos, aprobados casi a mitad de año y considerados como válidos para que, en la práctica, operen dos años, puede ser que no lleguen a materializarse si se produce un cambio de Gobierno fruto de una moción de censura o de unas elecciones anticipadas. Puede que, al final, no se dé esa situación y continúe el actual Gobierno el tiempo que resta de legislatura, pero, en cualquier caso, introduce dudas al respecto. Por esto y por todo lo anterior, la volatilidad ha regresado a la economía, que podría, esperemos que no, darle la vuelta al crecimiento económico y volver a una parte bajista del ciclo. Por ello, es más necesario que nunca aplicar reformas profundas que, llegado el caso, mitiguen la caída de actividad.