Opinión

Silencio vergonzante de la izquierda mediática ante el secuestro de un periodista

Resulta sorprendente como para algunos la libertad de prensa es un derecho voluble: si el medio y el reportero violentado por el régimen chavista no es de la cuerda -o sea, que no le baila el agua al socialcomunismo- su condena es inexistente o tan tímida que apenas se oye. Es lo que ha ocurrido con el secuestro por parte de la policía de la dictadura venezolana del reportero de OKDIARIO Cake Minuesa, secuestrado durante horas por la Contrainteligencia Militar venezolana y deportado finalmente después de la mediación -que este medio agradece- del Ministerio de Exteriores y su titular, José Manuel Albares. Las terminales mediáticas de la izquierda, incluidas algunas asociaciones de periodistas, se pusieron de canto, miraron para otro lado y, en suma, pasaron de puntillas, en el mejor de los casos, en una demostración suprema de hipocresía y cobardía que no nos sorprende en absoluto, pero que es reveladora de esa doble moral con la que se guían quienes pretenden dar lecciones de ética periodística.

Que no hayamos recibido el amparo de la mayoría de la profesión y que apenas unos cuantos medios se hicieran eco de lo ocurrido es sintomático del grado de cinismo que exhiben quienes se postulan como guardianes de la esencia periodística. No es que nos hayamos sentido desamparados, porque en realidad no esperábamos su solidaridad, pero su silencio resulta atronador por lo que supone callar ante la violación de la libertad de información perpetrada por una dictadura que, por otra parte, ha acabado con la prensa libre en Venezuela. Aunque sólo fuera por eso, no habría estado de más hacerse eco de que otro periodista, aunque fuera de OKDIARIO, había sido secuestrado por el régimen. Pero parece que ni por esas. En fin, que gracias a la labor del Ministerio de Exteriores de José Manuel Albares por su mediación y gracias a los ‘colegas’ que callaron porque han quedado retratados.