Opinión

Secuestro socialcomunista al Parlamento

La mordaza socialcomunista en el Congreso de los Diputados ha alcanzado tal calibre que los propios letrados de la Cámara Baja han advertido al Gobierno de que su veto a las enmiendas presentadas por la oposición «excede» lo permitido. Y es que ese veto sólo está previsto cuando dichas enmiendas implican un incremento del gasto o disminución de ingresos. Sin embargo, la mayoría de PSOE y Podemos ha aplicado el rodillo a toda una batería de enmiendas parciales, como el plan fiscal del PP que evitaría a los españoles el pago de hasta 10.000 millones de euros, o una propuesta para abaratar en 9.000 millones el recibo de la luz, además de otras encaminadas a reforzar la presencia del Estado en Cataluña.

Lo peor de todo es que ni se preocupan por argumentar su rechazo, recurriendo al latiguillo de defectos de forma, algo que es absolutamente falso. Que los letrados hayan tenido que llamar al orden al Gobierno es significativo y revela hasta qué punto la mayoría socialcomunista ha impuesto una gigantesca mordaza  haciendo del Congreso de los Diputados su particular cortijo. Si el Tribunal Constitucional ya censuró al Ejecutivo por cerrar la Cámara Baja durante el estado de alarma -que fue doblemente inconstitucional-, socialistas y podemitas siguen coartando los derechos de la oposición, sistemáticamente ninguneada sin mayores explicaciones. Nunca como ahora el debate parlamentario se había visto cercenado tan radicalmente por el bloqueo de la izquierda. Se les llena la boca dando lecciones de democracia, pero a la hora de la verdad exhiben un totalitarismo que les delata. Han secuestrado el Parlamento, convertido en su particular feudo y prosiguen en su estrategia de arrinconar a las formaciones que no les bailan el agua. Es gravísimo, porque la censura socialcomunista deja prácticamente sin voz a millones de españoles, convidados de piedra en una cámara donde la izquierda se lo guisa y se lo come pasando por encima del reglamento.