Opinión

A Sánchez, ya era hora, le expedientan por tramposo

Por primera vez en la historia, un presidente del Gobierno ha sido expedientado por utilizar los salones de La Moncloa para una entrevista en la que presumió, en varios pasajes, de la marcha económica del país. La transcripción de esa entrevista fue difundida en la página pública de internet de La Moncloa, aunque luego fue retirada, lo que demuestra  «la utilización de una página pública oficial para la difusión de manifestaciones de contenido electoralista, lo que quebranta el principio de neutralidad política que dimana del art. 50.2 de la LOREG». El expediente también incluye a la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, a quien el pasado 2 de octubre la JEC ya apercibió por hacer «electoralismo» en el Consejo de Ministros.

Resulta paradójico que el máximo dignatario de un partido que se sirve de manera sistemática de las instituciones públicas –el último ejemplo, el CIS, sin ir más lejos– haya sido señalado ahora por la Junta Electoral por quebrar el principio de neutralidad política en una entrevista en La Sexta, porque desde que tomó posesión de su cargo Pedro Sánchez no ha hecho otra cosa que utilizar lo público para su beneficio personal. En cualquier caso, y más allá de que el expediente pueda derivar en una multa de 3.000 euros, tiene el valor de retratar la actitud de un personaje que ha hecho del poder un instrumento de perpetuación en el cargo y que ha colocado su interés particular por encima siempre del interés nacional.

La gravedad no está tanto en el hecho censurable de que utilizara la página pública de la Moncloa en su  beneficio, sino que esa acción concreta es el retrato de un comportamiento que no se circunscribe a un momento determinado. La decisión de utilizar una web oficial para hacerse propaganda resume nítidamente el comportamiento de Sánchez desde que fue investido presidente del Gobierno. Podría decirse que al líder socialista le han pillado en una cuestión objetivamente menor cuando en las cuestiones mayores se ha pasado siempre el principio de neutralidad por salva sea la parte.