Opinión

Sánchez, nivel de «indecencia»

Real Academia de la Lengua: «Decencia es decoro, aseo, recato, modestia, dignidad en los actos y las palabras…». He aquí la palabra que resume con bastante precisión el alma llena de agujeros de un primer ministro en huida permanente : «indecencia», justamente lo contrario de la «decencia» de la que tanto presumió ante Rajoy cuando todavía no había alcanzado el poder

De todos los conceptos a los que la RAE imputa decencia, Pedro Sánchez sólo supera el de «aseo» con sus trajes bien cortados (¿a cargo del presupuesto de Presidencia?), así como su imagen impoluta que le mantiene su asesora personal de la cosa que, naturalmente, pagan los contribuyentes. En el resto de los conceptos suma ceros zapateros.

Jamás desde la restauración democrática vivió en el palacio presidencial primer ministro alguno más indecente. Engreído, chulo sin causa, inmodesto, faltando a su palabra en todo, indigno en sus comportamientos institucionales con el Rey, adornado con mentiras a gogó, con incumplimientos sumarios que en otras latitudes democráticas hubieran supuesto su salida del poder, abusón hasta el paroxismo de su superioridad institucional, Sánchez aparece hoy, tras seis largos años de utilización del poder para su propio beneficio (y el de su familia), como un trilero del madrileño barrio de Tetuán, al que sólo le queda una salida: huida permanente para salvarse de sí mismo.

Un gobernante indecente es aquel que vive muy por encima de sus posibilidades y funde los recursos que la nación pone en sus manos para otras cosas. Ahí le tienen en La Mareta de Lanzarote (por cierto, un palacio que el rey Hussein de Jordania regaló en su día al Rey Juan Carlos), blindado como un sátrapa cualquiera, incapaz de salir a la calle, temeroso a la respuesta del pueblo. Un mentiroso compulsivo que presume de socialdemócrata «solidario» y es capaz de poner a la nación y al Estado en almoneda con tal de asegurarse los votos con los que una mínima porción del independentismo le garantiza su permanencia en el poder. ¿Qué esconderá este hombre que no sepamos… todavía?

Presume de mayoría social y hete aquí que sólo uno de cada diez pobres en España cobra el Ingreso Mínimo Vital. ¿De qué presumes, indecente farsante? La indecencia se extiende a todo lo que toca. Su mujer, su hermano, enfangados hasta el cuello en su ansia de enriquecerse a su sombra y bajo su dirección. Habla de «derecha y ultraderecha», de la defensa de la libertad y la democracia y calla ante el genocidio de Maduro y ampara a su conmilitón Zapatero ante sus incontables andanzas caribeñas.

Estoy por sugerir a los mandamases bien pagados de su particular rebaño en RTVE levantar un concurso veraniego a propósito del mayor indecente que pulula por los campos y tierras de España. ¿Quién sería el vencedor absoluto? ¡No hay otro!