¿Para quién el negocio ‘pride’?
Ella Global Community, o sea su representante, una señora alemana con negocio en Santa Catalina, organizadora del Pride Week Palma, Semana del Orgullo para entendernos, cancelado por José Hila tras destituir a la regidora Sonia Vivas, quiere llevar al Ayuntamiento ante los tribunales y solicitar una indemnización por los supuestos beneficios perdidos. La organización ha amenazado con que «los mallorquines deben saber que esta guerra política se pagará con dinero de los contribuyentes». Y se han quedado tan anchos.
Y el alcalde, cogido en un renuncio y tras bailar la Yenka, para salir del entuerto ha pedido «pasar página» de la crisis por la Pride Week y «centrarse en hacer una gestión seria» con el objetivo de que «Palma sea una ciudad más competitiva, resiliente y que funcione bien económicamente», que está muy bien, pero de esto podía haberse dado cuenta mucho antes.
Veamos, sin embargo, cuál es la raíz del problema. Ella Global Community es una ONG que propugna que todas las mujeres queer y personas no binarias del mundo merecen sentirse libres y respetadas y poder afirmar su identidad sin miedo. Por tanto luchan por su visibilidad y empoderamiento a través del poder de la comunidad y la innovación. Y para ello piden dinero. Esta ONG es aparentemente la que quería montar una semana del orgullo homosexual en Sa Feixina. Y ahí parece que radica el auténtico motivo del problema creado.
A la regidora Sonia Vivas le vendieron la idea: montar una semana de jolgorio gay en terreno público. Y el otro regidor de Podemos, Alberto Jarabo, se olió la tostada y cortocircuitó la idea. Mientras, el alcalde, cazando moscas. ¿Se trataba de organizar unas jornadas de colecta en beneficio de la ONG o más bien los beneficios, si es que le iba a llegar alguno, los percibirían los negocios que iban a ocupar, haciendo su agosto y comenzando por las terrazas de Santa Catalina? Porque lo gay suele atraer mucho público, aunque al final los intentos de promoción puedan resultar contraproducentes. That is the question. ¿Quién iba ganar o perder en un espacio público cedido para montar negocios privados? Y sin que ello fuera un asunto ni de interés general ni prioritario para la ciudad.
Aquí y ahora todos han salido con el trasero chamuscado salvo Jarabo. Los organizadores del Pride, porque de entrada se trataba de un asunto poco claro; la Vivas por haberse pasado de lista o de sectaria y dejarse embaucar y el alcalde por no enterarse de lo que se pesca en el ayuntamiento.
La pregunta clave sigue siendo, ¿para quién el negocio de la Pride, para las empresas o para la ONG? Y a continuación olvídense de hacer pagar los platos rotos al ciudadano.
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