Opinión

Los que merodean a Feijóo por si cayera algo

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Se repite la historia. Esta película la he visto al menos dos veces con anterioridad. La primera, cuando a comienzos de 1996 y ante el ocaso total del socialismo multimillonario de Felipe González, la alternativa aznarista del PP -tan despreciada durante muchos años anteriores- empezó a ser cortejada por aquellos que nunca dieron un duro (de los de entonces) por el señor del bigote. Este compró, finalmente, algunos de los nuevos corifeos y así terminó.

La otra, con Mariano Rajoy. El gallego compró aún más antiguos enemigos (que no adversarios) por aquello de subirse a su carro y dejaron de joderle el desayuno. Así acabó…

Pues bien, ahora con otro gallego más frío y terminator que su amigo de Pontevedra, próximo a dormir en palacio -como mínimo exigirá que le cambien el colchón donde lleva años pernoctando Pedro Sánchez- puede observar cómo por sus faldas revolotean (algunos invocando su origen galaico) algunos personajes harto conocidos por los lares del poder. Es más, el más vetusto en edad y procedimientos en cómo babear al poder, pretende -según fuentes de Génova 13 y de El Pirulí- que si no hay cacho para él está dispuesto a testar en favor de su hija. ¡Con un par!

Todavía chospa el cordero por las verdes campiñas en busca de mejor destino cuando los lobos del machito afilan sus colmillos para clavarlos en la tajada del poder. No me estoy refiriendo a los cuadros orgánicos del partido, que va de suyo, sino a aquellos que sin mojarse jamás, salvo para adorar al poder constituido, se han percatado de que el viento sopla fuerte en otra dirección.

Históricamente, el centroderecha tradicional se ha especializado en despreciar a los honestamente remadores por los valores políticos, sociales y éticos en los que creen.

Definitivamente, en este predio los que desembarcan en Normandía difícilmente desfilan por el Arco de Triunfo. Y así terminan…