Opinión

Qué casualidad: Barrabés ya no gana los concursos públicos

Parece evidente que la imputación de Begoña Gómez y su socio, Juan Carlos Barrabés, ha marcado un antes y un después en lo que respecta a los concursos públicos a los que aspira la empresa Innova Next. Antes los ganaba casi todos, en su mayoría por los pelos -por unas décimas fruto de una valoración subjetiva que obraba el milagro en el último suspiro- y ahora no gana ninguno. Es más, la valoración que recibe Innova Next le sitúa de un tiempo a esta parte en la cola de los aspirantes. ¿Cómo es posible que la misma empresa que antes superaba en valoración a otras de mayor envergadura y larga tradición ahora coseche una puntuación tan baja en las mesas de contratación? ¿Ha cambiado súbitamente el criterio de los evaluadores o hay una consigna para que, con la que está cayendo, no reciba más adjudicaciones? Y ya puestos, ¿había una consigna antes para que ganara todos los concursos? Un ejemplo: Innova Next ha obtenido la peor calificación en la valoración de la oferta técnica de uno de los últimos contratos a los que aspiraba. En concreto se trata de una licitación del Ministerio de Industria por importe de 624.463,46 euros (impuestos incluidos).

El anuncio del contrato se hizo público el 5 de junio, también después de que estallara el caso Begoña Gómez. Además de Innova Next, al expediente concurren otras seis empresas. Según el «informe de valoración de los criterios de adjudicación cuantificables mediante juicio de valor», el proyecto de la empresa de Barrabés es el peor valorado, logrando apenas 23 puntos de 50. La valoración de la propuesta de Barrabés es muy mediocre, en comparación son sus competidoras, aspecto este sorprendente si se tiene en cuenta que antes era infalible: el Gobierno le adjudicó a su conglomerado empresarial más de 22 millones de euros  en contratos procedentes de hasta ocho ministerios. Eran otros tiempos, claro. Es la segunda vez que el Gobierno suspende a Innova Next desde que estalló el caso, pues recientemente tumbó sus aspiraciones en un expediente, de 6,6 millones, licitado por el Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública. Antes, todo, y ahora, nada. Qué casualidad.