Opinión

El ‘Qatargate’ salpica a Pedro Sánchez

Quédense con este nombre, que amenaza con dar mucho juego: Iratxe García, líder del grupo socialdemócrata en la Eurocámara y escudo de Pedro Sánchez en el socialismo europeo, que está en el punto de mira por su «ineficacia» a la hora de gestionar la crisis desatada tras la detención de la ex vicepresidenta socialista de la Cámara Eva Kaili. Los socialistas europeos están que trinan ante la ineficacia de Iratxe García, que «no ha hecho nada», según han denunciado  fuentes del Partido Socialista francés tras la reunión que mantuvieron en las últimas horas representantes de todas las delegaciones. El eurodiputado galo Raphael Glucksmann, en un encuentro que mantuvieron el pasado lunes -tras conocer los hechos imputables a Kaili- ha sido el más duro contra la dirigente española. Lo que está claro es que Iratxe García «ha sido incapaz de dar la respuesta que esta situación tan grave requiere» y «se ha ausentado temporalmente de algunas reuniones para ir a llorar al no saber imponerse», según los socialistas galos.

La eurodiputada española no tiene intención de presentar su dimisión por no haber impedido que parlamentarios bajo sus órdenes se dejasen corromper por un tercer país. Sánchez mantiene la confianza en ella, pero está por ver si puede hacer frente al descontento general que reina entre los socialistas europeos, a los que no les llega la camisa al cuello por el temor que tienen a que pueda salir otro nombre entre sus filas implicado en la trama de sobornos. El enfado con la lugarteniente de Sánchez en el Parlamento europeo no es sólo de los franceses, también de los socialdemócratas alemanes. Sin ir más lejos, Jens Geier afirmó dos veces tener «la sensación de haber sido traicionado» durante la negociación que aguó la resolución de la Eurocámara sobre los derechos de los trabajadores precisamente en el mundial de Qatar. Mientras en España Sánchez le quita gravedad penal a la corrupción y reforma a la baja el delito de malversación, los socialistas en el Parlamento europeo piden mano dura.