Putin, Maduro… e Iglesias

Putin, Maduro… e Iglesias

Vladimir Putin, Nicolás Maduro y Pablo Iglesias son tres políticos de baja categoría que atentan permanentemente contra la verdad con tal de conseguir sus propósitos. A todos y a cada uno de ellos les une, no sólo sus destructoras y trasnochadas ideas comunistas o una inexistente lucha de clases, sino también el gusto por la manipulación de la realidad en beneficio propio. Para ellos, sin excepción, el fin justifica los medios, aunque éstos carezcan de toda ética.

Podemos, que lleva meses en descomposición y a la deriva por la probada soberbia de Iglesias, ha comenzado a usar una herramienta informática de creación de textos para escribir sus propias noticias manipuladas y poder extenderlas por redes sociales como si fueran informaciones contrastadas de un medio de comunicación. Siguiendo la estela de Rusia o Venezuela, donde el capitalismo es el enemigo que, según sus dirigentes, hace naufragar sus sistemas políticos y no sus hordas de represión a los ciudadanos, la formación podemita está haciendo uso de las conocidas ‘fake news’. Sin duda, una de las herramientas de propaganda más dañinas desarrolladas en la era de las tecnologías de la información que han sido puestas al servicio de la sed de poder de políticos como Iglesias.

¿Cree posible el dirigente podemita que con tal deleznable táctica de manipulación conseguirá recuperar la credibilidad perdida durante el último año? El problema de Podemos no está fuera, sino dentro de la propia formación y se llama Iglesias. Un líder que en sólo cinco años ha decapitado a cada uno de los integrantes con los que fundó Podemos para concentrar en su persona todo el poder, una actitud propia de los regímenes totalitarios, y ha traicionado todo el argumentario de su partido adquiriendo un casoplón de más de 600.000 euros construido sobre un parque natural protegido. Y esta, y no otra, es la verdad de Podemos.

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