Opinión

El plan de Begoña Gómez: vosotros ponéis la pasta y yo me quedo el negocio

Un mes antes de solicitar a la Universidad Complutense de Madrid la contratación de un servicio para poner en marcha su polémico software, Begoña Gómez ya había registrado la marca a su nombre, lo que demuestra que la mujer del presidente del Gobierno tenía diseñado un plan para explotar el negocio. Fue en octubre de 2022 cuando Gómez presentó en la Oficina Española de Patentes y Marcas el registro de la «Plataforma de medición de Impacto Social y Medioambiental www.TransformaTSC,org», una plataforma que ya estaba en desarrollo, de forma gratuita, por parte de distintas empresas -Indra, Telefónica y Google- que unos meses después darían por concluida su colaboración. Begoña Gómez ofrecía a través de una plataforma registrada a su nombre una herramienta idéntica a la desarrollada para la Complutense y propiedad de ésta. Ésa es la razón por la que la universidad madrileña ha entregado al juez sus conclusiones, pidiendo una investigación por el posible delito de «apropiación indebida» por parte de Gómez.

El documento remitido por la Universidad Complutense al juez Peinado que este viernes publica OKDIARIO es clave, pues revela que fue el 29 de noviembre de 2022 -un mes después de registrar la marca a su nombre-cuando la propia Gómez firmó personalmente la solicitud de «apoyo de un proceso de asesoría-acompañamiento» para «evaluar los riesgos del proceso y proponer acciones de mejora». La mujer del presidente se justifica con el argumento de que la plataforma «requiere de un desarrollo tecnológico desde cero, por lo que hay involucrados diferentes perfiles de diferentes organizaciones. Se trata de un proyecto ambicioso y complejo, con multitud de actores y multitud de retos a nivel de concepto y a nivel tecnológico», concluye.

En suma, que sin mediar comunicación alguna a la universidad Begoña Gómez registra a su nombre la marca de un software, creado por distintas empresas privadas sin poner ella un euro, y un mes después pide a la Complutense cobertura económica y técnica para ponerlo en marcha. ¿Y quién lo explota y rentabiliza? Ella, por supuesto.