La miseria moral del Gobierno de Sánchez es de bigotes
El dato lo dice todo: el Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez destinará 1.950.000 euros para los gatos callejeros -subvenciones para «mejorar e impulsar el control poblacional de las colonias felinas», mientras las ayudas a las víctimas del terrorismo no superan el 1.300.000 a repartir entre todas las asociaciones. Son tan torpes que el BOE ha publicado con un día de diferencia la cuantía de las dos partidas, de modo que el agravio salta a la vista. La convocatoria de subvenciones a los gatos callejeros corre a cargo del ministerio de Asuntos Sociales de Ione Belarra, que se hará cargo del coste del «tratamiento veterinario de los individuos de las colonias felinas», de los programas para «mejorar las condiciones de vida y alimentación de los individuos de las colonias felinas» y de las actividades de formación del personal municipal y «concienciación de la población en el respeto a las colonias felinas». Fastuoso. Entre los gastos subvencionables se incluyen»jaulas trampa» y otros «materiales de captura y transporte de gatos», cirugías de esterilización e implantación de microchips, desparasitación y vacunación «de los individuos de la colonia».
El Estado corre además con los gastos que suponga el «acondicionamiento de las colonias felinas en el municipio», como «mobiliario» o pienso. La convocatoria -que admite solicitudes hasta el próximo 24 de julio- no es ni siquiera anual. Esos casi dos millones abarcan sólo el período comprendido entre el 1 de octubre de este año y el 31 de marzo del que viene.
La convocatoria de ayudas a las víctimas de ETA, que se publicó tan sólo un día después, no pasa del millón trescientos mil euros y su objetivo es garantizar el funcionamiento de las entidades representativas de las víctimas del terrorismo, así como financiar sus programas de información y concienciación social contra el terrorismo y la preservación de su memoria y sufragar los de asistencia directa a las víctimas del terrorismo y sus familiares en sus necesidades sociales, laborales, psicológicas, sanitarias o jurídicas. Llegados a este punto, queda a consideración del lector medir el grado de ignominia de un Gobierno que entre ayudar a los gatos callejeros y ayudar a las víctimas del terrorismo no tiene duda: los gatos. La miseria moral de esta gente que nos gobierna es de bigotes.
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