Opinión

A Marlaska sólo le interesan los presos de ETA

Una muestra del caos institucional derivado de la entrada en vigor de la Ley Trans tiene que ver con los presos que están solicitando el cambio de sexo en las prisiones españolas, algo que debería haber llevado al Ministerio del Interior a elaborar de formar preventiva un plan para adaptar las nuevas situaciones a la realidad penitenciaria. ¿Qué se ha hecho? Pues, según el propio ministerio, nada, pues no dispone de un «registro específico» sobre los presos que están solicitando el cambio de sexo en las prisiones españolas. O sea, que ni eso: ni un mínimo recuento. Así lo admite el departamento de Fernando Grande-Marlaska en una resolución después de que OKDIARIO se interesase por el dato.

El argumento dado es que «Interior no es el órgano competente al que una persona privada de libertad ha de dirigirse para un cambio de sexo». Y añade que «la población reclusa puede mantener comunicaciones formales con otras administraciones para el trámite que considere oportuno sin que haya un registro específico del contenido de las mismas». Una respuesta que demuestra hasta qué punto Marlaska vive instalado en la mentira y la incompetencia. Porque una cosa es que el Ministerio de Interior no sea el órgano al que una persona tiene que dirigirse para un cambio de sexo y otra, bien distinta, que Marlaska no sepa cuántos presos se han dirigido a los órganos competentes para solicitar el cambio de sexo. Y debería saberlo, porque un preso que cambie de sexo y decida ser mujer tendría que ser trasladado a un módulo de mujeres. No es una cuestión menor, por eso la respuesta de Interior es el colmo de la desidia.

Según la Ley Trans, los interesados en modificar su sexo registral deberán iniciar su solicitud en el Registro Civil correspondiente, manifestando únicamente su voluntad de cambiar de sexo. Como ha informado OKDIARIO, los registros se han quejado de que, desde Igualdad y Justicia, no les han facilitado instrucciones ni formularios para atender a estas solicitudes, por lo que los propios funcionarios han tenido que improvisar sus propios medios para dar una respuesta a las numerosas peticiones recibidas tras la aprobación de la norma. Según algunas informaciones, hasta seis presos han solicitado el cambio de sexo en la cárcel asturiana de Villabona para acceder a un módulo de mujeres. Un dato que Interior desmiente, pero con la boca pequeña, porque al tiempo que lo niega, admite que no tiene ni idea de cuántos presos han solicitado esta modificación. Entre la mala fe y la negligencia, Marlaska se supera. Sólo le preocupan los presos de ETA.