Incertidumbre ante el aniversario de los atentados de Cataluña
A pocas horas del acto en recuerdo de las víctimas de los atentados de hace un año en Barcelona y Cambrils, hay pocas certezas acerca de cómo se va a desarrollar ese homenaje a las personas que perdieron la vida en las dos ciudades catalanas a manos de los terroristas islamistas. La primera de esas certezas es que los Reyes Felipe y Letizia no han retrocedido un milímetro en su voluntad firme e inequívoca de estar con los ciudadanos de Cataluña y compartir junto a ellos el primer aniversario de los dolorosos hechos que ocurrieron en las Ramblas de Barcelona y en las calles de Cambrils.
Por encima de las declaraciones de hostilidad hacia el Jefe del Estado por parte del Presidente de la Generalitat, de los responsables de la CUP, de la Asamblea Nacional Catalana y de otras organizaciones de carácter independentista, don Felipe no tiene la más pequeña duda de que su sitio en una fecha tan señalada, tiene que estar junto a las víctimas de los crueles atentados de hace un año.
La otra certeza es que es el Ayuntamiento de Barcelona, al frente del cual está la ambigua y fluctuante alcaldesa Ada Colau, es la institución convocante del acto en memoria de las 16 personas que perdieron su vida hace un año. Los servicios del Municipio barcelonés han asumido la organización y es la responsable de acreditar a los numerosos medios de comunicación que van a dar cobertura informativa a la concentración solidaria programada en la Plaza de Cataluña barcelonesa, a la que están invitados todos los ciudadanos que quieran participar en la conmemoración.
La seguridad del acto correrá a cargo de los Cuerpos de Seguridad del Estado que asumirán la responsabilidad de que la concentración discurra por la vía pacífica y no se convierta en un acto partidario por parte de organizaciones de uno u otro signo. Algo que ocurrió hace un año, en la manifestación que debía haber sido de duelo por las víctimas mortales y en homenaje a ellos y a sus familias, pero que desafortunadamente se convirtió en un acto de manipulación y obsceno ataque al Jefe del Estado, a quien se quiso hacer responsable, en buena parte, de los sangrientos atentados.
La incertidumbre de lo que pueda pasar en el acto de recuerdo y en solidaridad por las víctimas está en la mente de todos. Nadie está seguro de que, finalmente, los independentistas catalanes se conformen simplemente con no acudir a la Plaza de Cataluña de Barcelona u optarán por hacer visible su rechazo al Rey Felipe y a su consorte por estar donde deben y quieren estar: con la ciudadanía que se sintió atacada por la irracionalidad de unos fanáticos que dejaron un rastro de violencia y muerte en las dos ciudades agredidas: Cambrils y Barcelona
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