Opinión
Moda

El impecable estilo de Melania Trump

El 20 de enero de 2017, hace ocho años, en la investidura de Donald Trump como 45º presidente de Estados Unidos, Melania Trump sucedía a Michelle Obama como primera dama. Eligió para la ocasión un look celeste de sello vintage, firmado por el americano Polo Ralph Lauren. Era claramente un patriótico guiño a una de las primeras damas más queridas del país, Jacqueline Kennedy Onassis. Melania sabía perfectamente que en 1961 la mujer de JFK había elegido ese mismo tono babylue para la posesión del cargo del entonces presidente John F. Kennedy.

Pero no sólo fue una cuestión de color. El look era de una hermosa sastrería de estilo años 60, que el diseñador modernizó con un toque de formas de origami. Melania evitó el ruido de los accesorios y sólo usó unos discretos diamantes como pendientes, combinados a la perfección con un elegante moño y una impecable chaqueta bolero de cuello superalto, ideal para su cuello largo; unos guantes también largos y tacones de aguja de Manolo Blahnik completaron el look.

Ese mismo día, comenzaron las críticas a una mujer empresaria de estilo impecable y con más conocimiento sobre moda que ninguna otra primera dama. A pesar de que era innegable que acababa de aterrizar un icono de estilo y sofisticación a la Casa Blanca, cabeceras como Marie Claire, llegaron a titular: «Lo siento, Melania: Se Necesita Más que Moda para Emular a Jackie Kennedy».

La primera dama americana es conocida por su discreción, pero la moda es su canal de comunicación y es fácil reconocer los mensajes que manda a través de sus looks. Como aquella chaqueta de Zara en cuya espalda se podía leer la frase: «La verdad es que no me importa. ¿A ti?». Después se desveló que su verdadero objetivo con este look, era cargar contra las noticias que inventaba la prensa sobre su familia. Dio la réplica a Michelle Obama, que apoyó a candidata a Kamala Harris con un sastre de leopardo, apoyando ella a su marido en su último acto de campaña con vestido tipo abrigo con estampado de cebra.

Durante sus cuatro primeros años en la Casa Blanca, la prestigiosa Vogue, biblia de la moda, nunca le hizo una portada a la esposa de Trump, como sí hizo con otras primeras damas. Protagonizarla se considera un rito iniciático para todas ellas. Por ejemplo, Jill Biden ha protagonizado tres portadas e incluso Kamala Harris, sin llegar a ser primera dama, también tuvo ese honor en varias ocasiones como vicepresidenta. En la última portada de la señora Biden, una representante de Vogue y Anna Wintour, su todopoderosa directora, reconocieron que «no es ningún secreto que Anna ha apoyado las campañas demócratas durante décadas. Nuestro artículo de portada de agosto es una mirada al tremendo trabajo que ha realizado el Sr. Biden y los problemas más urgentes que hay en 2024». Melania, que fue portada de Vogue como modelo, nunca la protagonizó como primera dama.

En esta nueva etapa parece que la prensa especializada en moda se ha rendido por fin al estilo de Melania y es fácil encontrar en la web un sinfín de artículos alabando su fondo de armario, que respira elegancia en cada look. Sabe combinar a la perfección con sus estilismos, complementos como guantes y pamelas, y sus apariciones institucionales son un derroche de estilo que no dejan a ningún amante de la moda indiferente.

Quizás porque en la anterior legislatura de su marido declinaron vestirla muchos diseñadores americanos, cabe destacar que el imponente armario de Melania está lleno de referencias a las más prestigiosas marcas de moda europea. Un armario cargado de simbología y sofisticación que cualquier mujer elegante del planeta desearía tener.

Melania conquista por segunda vez la Casa Blanca y parece que en la guerra abierta que el sector de la moda le declaró en 2017 ondea por fin una bandera blanca.