Opinión

Elecciones Europeas, VOX y la inmigración

El próximo 26 de mayo, la Unión Europea renueva su Parlamento. Serán 27 países los que vayan a las urnas ese día tras el Brexit del Reino Unido, que elegirán a 705 eurodiputados frente a los 751 existentes en la actualidad, de los que a España le corresponderán 59, es decir, 5 más que en el 2014. Uno de los partidos políticos que concurrirán a ese cónclave electoral será VOX, la formación que preside Santiago Abascal, quien ya participó en la última cita electoral europea del 25 de mayo de 2014, al poco tiempo de fundado. En aquella cita, que supuso el fin del bipartidismo y la irrupción de Podemos y Ciudadanos en el panorama político nacional, el partido de Abascal logró el apoyo de cerca de 250.000 electores, casi un 2%. Se quedó a poco menos de 2.000 votos para lograr representación en el parlamento de Estrasburgo.

Todo indica que en esta ocasión, será diferente. Los buenos resultados en Andalucía, su intensa presencia mediática que carecía hasta ahora, el fuerte calado de sus mensajes en la población y el hecho de que en estas elecciones les benefician una serie de factores novedosos podrían llevarle a tener un excelente resultado. Ocho europarlamentarios le augura una encuesta que sobre esa cita electoral se ha publicado en España recientemente, por encima de los resultados obtenidos en su momento por Ciudadanos (2) y Podemos (5), en los comicios del 2014.

Entre aquellos factores que juegan a su favor en dichos comicios destacan, la existencia de una circunscripción única a la hora del cómputo lo que revaloriza cada sufragio y éstos no quedan tan condicionados como en unas elecciones generales internas, donde el umbral mínimo del 3% o el sistema de restos de votos, son decisivos. A ello hay que unir, que el fenómeno de la derecha “pura” o nacionalista, lleva imperando en Europa en los últimos años: Francia, Alemania, Austria, Polonia, Hungría, entre otros, han sido los países donde más ha calado ese mensaje, llegando ahora, al parecer, el momento de España.

Los buenos resultados en Andalucía les benefician y esto podría llevar a VOX a tener un excelente resultado.

Por ello, es necesario conocer la política europea que VOX propone. Como sabemos, se siente especialmente cómodo cuando se habla de inmigración y Cataluña, dos cuestiones en las que tienen posturas muy firmes. En el pasado acto del Palacio de Vistalegre, que significó un antes y un después para dicha formación, VOX presentó cien medidas, entre ellas se ocupaba de forma preferencial de lo que debe ser el futuro de la Unión y el papel que en la misma debe ostentar España.

Algunos aspectos recogidos en las mismas, son los relativos, a la soberanía nacional junto al control de fronteras, además de la propuesta de la «reducción del gasto político europeo, eliminar duplicidades y agencias que se inmiscuyan en la soberanía nacional» con «exclusividad del Estado en lo que se refiere a relaciones internacionales». Una de las medidas que en esta materia mas apoyos concita es la «supresión de toda representación política exterior de regiones o municipios», ésta evidentemente en clara referencia a Cataluña y a la proliferación de pseudoembajadas y oficinas de representación exterior de gran parte de las Comunidades Autónomas, lo cual fue una auténtica verbena de derroche en estos años pasados.

Se incide en la bilateralidad de las relaciones internacionales y la salida de España de organismos supranacionales que no aporten un valor añadido a los intereses españoles, entre otras propuestas recogidas en dicho documento precitado. Pero es quizás en materia de inmigración donde VOX puede cumplir un papel preponderante y decisivo desde la institución parlamentaria de la UE, no sólo para el colectivo europeo sino para la aplicación de otra política migratoria para España, fuertemente afectada sobre todo por el movimiento ilegal de personas de origen magrebí y subsahariano.

Es quizás en materia de inmigración donde VOX puede cumplir un papel preponderante y decisivo desde Bruselas.

Conocidas son sus medidas en este área, como la propuesta en sus pactos para apoyar un gobierno en Andalucía del PP y Ciudadanos, de acordar la expulsión de 52.000 inmigrantes ilegales o establecer como causa inmediata de deportación a sus países de origen de los que estén en situación irregular en España y sobre todo de aquellos inmersos en procesos penales por estar acusados de la comisión de delitos. A pesar de la apariencia de dureza de dichas medidas, no podemos cerrar los ojos ante una realidad plausible existente en nuestro país que posiblemente se ha ido de las manos a los diferentes Gobiernos, principalmente al actual del socialista Pedro Sánchez, caracterizado por un excesivo buenismo en estos temas, que últimamente se ha tratado de corregir y que claramente se necesita reconducir.

Curiosamente, en algunos países tradicionalmente reconocidos de emigración al exterior, ante las situaciones anteriormente expuestas de estancia irregular de residentes extranjeros que cometan hechos delictivos, sus legislaciones prevén la aplicación automática de un procedimiento de expulsión. Traigo aquí el ejemplo reciente de un ciudadano israelí residente ilegal en Colombia, acusado de delitos de promoción de turismo sexual en el país cafetero y a las autoridades locales no les tembló el pulso y fue expresa y urgentemente expulsado de su territorio.

No se puede acusar a VOX de querer establecer una política contraria a los derechos humanos por su política migratoria.

No por mantener una política mas estricta en materia migratoria, se puede acusar a VOX de querer establecer una política contraria a los derechos humanos, como reclaman diversas organizaciones sociales y más cuando lo que realmente está en juego es la seguridad e integridad de los nacionales españoles y su derecho a una vida tranquila en su país de origen. Dichos valores solo brillarán si se hacen conciliar con una inmigración legal y ordenada y ello en beneficio no solo de los nacionales sino incluso de los que por diversas circunstancias llegan a nuestro país.

Pero no todo son previsiones drásticas en materia migratoria, es loable la intención de la formación derechista el promover y favorecer una inmigración legal de naturales de los países iberoamericanos, en la línea histórica de impulsar y promover la idea de “patria común” con dichas naciones hermanas. Como sabemos, la libre circulación de personas, bienes y servicios es uno de los pilares del proyecto político de la Unión Europea. El espacio Schengen es su materialización y éste se ha puesto en duda después de sucesos como el de la crisis de los refugiados y especialmente desde el Brexit. La idea de suprimir o limitar el Área de Schengen tiene su origen a principios de este siglo cuando se estaba negociando la fallida Constitución Europea. Más de diez años después este pensamiento se ha extendido por los países de la UE, sobre todo en algunos países de Europa del Este, impulsada por temor a la inmigración en avalancha.

Un partido político como VOX que ha establecido como una de sus principales banderas la política migratoria como forma de protección de los derechos de los nacionales españoles, tendrá que enfrentar en su más que previsible presencia en el próximo Parlamento Europeo decisiones sobre aspectos clave del Acuerdo Migratorio que afectan al territorio Schengen, como las normas comunitarias que permiten introducir controles fronterizos en dicho espacio temporalmente o sobre las medidas restrictivas de la libre circulación de personas limitando los permisos de residencia sólo a aquellos que tengan recursos suficientes para cubrir su estancia.

En el caso de que llegase a su fin el espacio Schengen, los más afectados serían, obviamente, los ciudadanos de terceros países que vivan o pretendan ingresar en la Unión Europea, lo cual supondría una reforma en materia de visados que está regulada por el Reglamento CE 810/2009. VOX tendrá la ardua tarea de participar en el Parlamento Europeo en coordinación con la Comisión y el Consejo, organismos ejecutivos de la UE, en diseñar una política común migratoria europea que resuelva de forma definitiva los graves problemas que el flujo masivo internacional de personas plantea de forma habitual y permanente a la nación española.