Opinión

La diplomacia, según Sánchez

¿Cuál es el objetivo de las elecciones en España? Desde luego no el de permitir que nos gobierne un zumbado. El control más eficaz con el que cuenta la democracia distingue a los políticos solventes de los marrulleros. Unos llegan para servir e intentar solucionar problemas. Otros, para confundir, mentir y sacar tajada. ¿Dónde colocamos al farsante magnánimo, en el centro del caos que ha generado, tejiendo disparates con traiciones, o al borde del precipicio, tras su patética persecución de un anciano?

Con torpeza infantil e inmadurez inaudita, como un perdiguero sin olfato, persiguió a Biden durante 29 segundos para hacer el mayor ridículo de toda su vida, pues el 46 presidente de Estados Unidos no le hizo ni pajolero caso y lo pudieron ver millones de televidentes. “L’Observateur. Bruselas. Joe Biden ignora a Pedro Sánchez…”, y cientos de titulares de la prensa internacional se han choteado del presidente/comediante que representa a España y a los españoles. ¿Cuántas actuaciones histriónicas más tendremos que soportarle?

“Los americanos son muy serios en estas cosas, lo organizan todo al milímetro”, subraya un veterano embajador. Otro gran diplomático afirma que «en ocasiones es mejor no hacer nada que ese torpe y estúpido paseo que sólo se le puede ocurrir a alguien que está fuera de sus cabales”. La diplomacia sensata ve una clara precipitación de Moncloa a la hora de inflar expectativas, que no se han cumplido y que han provocado una catarata de memes. Al presidente de EEUU no le gustó nada este tipo de contacto en mitad de un pasillo y reza para no reencontrase jamás con el espontáneo.

En el Ministerio de Asuntos Exteriores los diplomáticos de carrera están que trinan, piden la inmediata dimisión de Laya, la más inútil ministra de Exteriores que hayan visto nunca. Aparte de haber liado el conflicto con Marruecos por dar asilo a Ghali, líder del Polisario y feroz enemigo de Mohamed VI, vuelve a cabrear al rey marroquí autorizando que el reo huya con pasaporte falso a Argelia. A Laya le cae grande el cargo, como a Sánchez. Pero en Moncloa nadie dimite, porque no tienen tiempo libre para dimitir. Ahora andan organizando una fiesta grande con los separatistas catalanes: la rifa de los indultos.