Opinión

Democracia contra populismo

“No estoy de acuerdo con lo que dice, pero defenderé con mi vida su derecho a decirlo”. Frase escrita en 1906 por Evelyn Beatrice Hall atribuida a Voltaire, sobre la que se asientan los valores democráticos. En España hay ultras bolcheviques, comunistas amantes de la dictadura más sangrienta que ha conocido la humanidad, que con ayuda de independentistas socavan a diario la unidad de la nación. Son UPodemos, Bildu, ERC, PNV, JxCat, BNG… mientras Vox es un partido de derechas que no es ni ultra ni fascista. Por mucho que se empeñe la dictadura del pensamiento único talibán, millones de españoles de distinta ideología no nos dejamos manejar por discursos infantiles. No nos insulten más.

Respetar la opinión del adversario es respetar la democracia, y una forma de ensuciarla para conseguir el poder a cualquier precio es plantear un cordón sanitario a VOX, la tercera fuerza política del país, acusándolo falsamente de fascista en un montaje político de sucia propaganda contra la democracia. Vox es víctima, no protagonista de actos violentos. Cordón sanitario contra quien defiende los símbolos de la nación y alianzas con quienes nunca han condenado un crimen terrorista, defienden dictaduras comunistas bolcheviques o desprecian los símbolos nacionales es la práctica política del Gobierno. El asalto a la democracia lo encabeza el PSOE en un giro que lo devuelve a la Segunda República cuando su líder, Largo Caballero, decía que había que superar la república para imponer la Unión de Repúblicas Socialistas Ibéricas.

Las balas, aunque las hubiera enviado un miserable, son un montaje político impropio de una democracia que pretende manipular las elecciones. Que una carta con balas llegue a Interior pasando el trámite de Correos con su escáner es un fallo de seguridad, pero que esa carta pase del jefe de seguridad de la Guardia Civil en el Ministerio al tuit de Iglesias y no a la policía señala la evidencia del montaje, despreciando protocolos de seguridad y cadenas de custodia obligadas en las fuerzas de seguridad. Todo al servicio de la propaganda, no hay límite moral ni legal. Conseguir el poder para seguir robando a la nación esquilmada por la casta política para enriquecer a sus acólitos.

La ministra Reyes Maroto, acusando al fascismo de la navaja enviada por un enfermo mental poniendo su dirección en el remite, las amenazas del presidente del Gobierno a la tercera fuerza política del país que no es fascista (es más bolchevique el PSOE que fascista Vox), la intervención del ministro de Interior acusando de organización criminal al PP que lo llevó al CGPJ, deberían encender las luces rojas de la democracia. como si los verdugos nazis protestaran porque las víctimas judías defienden su libertad y se niegan a ser exterminados. Llueve sobre mojado. La campaña con el falso robo del móvil de Bousselham, la pintada a kilómetros de distancia donde veraneaba, la denuncia falsa contra su abogado, el sospechoso ataque con coctel Molotov a su sede en Cartagena, su incitación a la violencia, evidencian un engaño a los españoles y a la democracia que, en Madrid, el 4 de mayo, le darán la respuesta que merecen.

Siempre voté a la izquierda y si viviera en Madrid votaría por primera vez a la derecha. El pensamiento único talibán se lo ha ganado a pulso. Que políticos tan ejemplares como Nicolás Redondo o Joaquín Leguina, o escritores como Fernando Savater, que siempre se han movido en el ámbito progresista de la socialdemocracia pidan el voto para Isabel Díaz Ayuso demuestra que la maniobra de los bolcheviques y sus acólitos del PSOE no les está saliendo bien.