Opinión

Contra el PP vale todo, aunque no haya nada

Dos cacerías mediáticas llevadas hasta sus últimas consecuencias; hasta la muerte civil de los acusados. Y las dos han quedado en nada. Primero fue exonerada la senadora del PP y ex alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro; y ahora, Pedro Antonio Sánchez, ex presidente de la Comunidad de Murcia. Dos instituciones judiciales de máximo nivel, el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional, les han exculpado de toda responsabilidad. Pero la verdad llega tarde. En mitad de aquellas cacerías humanas, ambos se vieron obligados a renunciar a sus puestos de representación política –por los que habían sido democráticamente elegidos– sin pruebas concluyentes ni sentencia firme. Todo en base a “meras sospechas”, sin “mínimos de certeza”, como ahora reconoce la Justicia. Por cierto, desde Ciudadanos –los abanderados de la regeneración– no tardaron en unirse, raudos y prestos, a campañas iniciadas desde ámbitos próximos al PSOE. De hecho, rodaron sus cabezas porque el partido de Albert Rivera así lo exigió. Fue el precio a pagar para que en España hubiese presupuestos y en Murcia no gobernase un tripartito de izquierdas.

Lo novedoso no es la utilización de la mentira en las luchas políticas; lo novedoso es la fuerza y frecuencia con la que estas cacerías mediáticas parecen suscitarse de un tiempo a esta parte. En el momento de máximo fragor, el ruido de ciertas televisiones y periódicos es tan intenso que los políticos de turno, unos por ser directamente los azuzadores y otros por miedo a perder el favor de la calle, se convierten en cómplices activos. Y así es como estas campañas logran su objetivo, que es alterar el normal curso de la democracia.

Afortunadamente, continúan existiendo en España una Judicatura firme, rigurosa e independiente, capaz de imponer la razón sobre el griterío de las insidias, aunque en estos procesos la cordura suele llegar cuando el daño ya está hecho. No deja de resultar llamativo que operaciones como las descritas siempre se lleven a cabo contra adscripciones políticas de centroderecha; y más concretamente, contra el PP. Parece como si ciertos poderes estuviesen empeñados en ganar en los platós y en Twitter lo que pierden en las urnas.