Opinión

La continuada presencia del Rey en Iberoamérica

No es una exageración afirmar que la presencia del Rey Felipe en las tomas de posesión de los presidentes de Iberoamérica es una muestra de la firme decisión de los distintos gobiernos españoles de mantener y reforzar los firmes lazos que unen a España con los países de la otra orilla del Atlántico. El compromiso de que fuera el entonces heredero de la Corona el encargado de presidir la delegación española en los países de Centroamérica y del continente sudamericano se estableció justo después de que don Felipe terminara su formación académica en la Universidad de Georgetown con un máster en Relaciones Internacionales. El anterior jefe del Estado llegó a un acuerdo con el gobierno de entonces, presidido por el socialista Felipe González, para que fuera el heredero de la Corona el que representara a España en esos países de herencia hispana y conociera así a los políticos que regían los destinos de esas naciones.

Desde entonces, mediados de 1995, hasta ahora, han pasado 28 años y en ese tiempo el Rey Felipe ha cumplido fielmente con su misión de establecer una corriente fluida de comunicación con los jefes de Estado iberoamericanos, sean de la ideología que sean. A veces, esa obligación del actual monarca ha pasado por momentos críticos, como en la toma de posesión del presidente Álvaro Uribe en Colombia, en 2002, cuando la guerrilla de las FARC lanzó decenas de proyectiles contra el Congreso, después de rodear el edificio en el que se celebraba la ceremonia e impedir durante largas horas que el acto de toma posesión pudiera realizarse.

Con el paso del tiempo, la presencia del Rey Felipe a lo largo de los años en todas esas naciones que en el pasado formaron parte del Imperio español, se ha convertido en un acto importante de la política exterior española que ha seguido adelante, a pesar de que la llegada del populismo a muchas de esas naciones ha traído consigo críticas muy serias contra la llegada de los conquistadores españoles a esas tierras lejanas. No ha sido cómodo para el Rey soportar gestos poco amigables por parte de algunos de esos políticos que se olvidan de la parte positiva que significó la llegada de los exploradores hispanos y otros colonizadores a sus territorios, de los cuales algunos son descendientes directos.

En cualquier caso, el Rey estará presente este fin de semana en la capital argentina para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente, Javier Gerardo Milei, ganador en las últimas elecciones presidenciales del país sudamericano. Será la 82 ocasión en la que don Felipe asistirá al relevo de un jefe de Estado a otro desde la primera vez que lo hizo, en enero de 1996, en Guatemala, cuando tenía 27 años. Esta es la primera toma de posesión a la que asiste como jefe de Estado en un relevo presidencial en Argentina aunque también ha estado presente en otras cuatro ocasiones en Buenos Aires cuando aún era heredero de la Corona. Además, hay que añadir que fue uno de los primeros países de Iberoamérica que visitó, primero como caballero guardiamarina en el buque escuela Juan Sebastián de Elcano en 1987, y después en una visita de trabajo, en 1991.