Opinión

Bartomeu, un japonés en apuros

Ante la final de la Copa del Rey, Josep Mª Bartomeu, presidente del Barça, muta en homo politicus. Su pretensión de parecer ecuánime le complica la final, transformándole en un japonés en apuros. Hay que ser muy torpe para meterse en cañiza de 11 varas a escasas horas de este gran evento deportivo, que nada tiene que ver con la política. Cervantes nos previno acerca de las vocaciones tardías en el prólogo de Don Quijote. Aún así, nunca faltará un amateur como Bartomeu que se estrene en la retórica de la demagogia.

Lo cual, según su criterio, le autoriza a mentir y a largar idioteces. No se pierdan las que siguen. “El sábado vamos a Madrid a ganar un título que ilusiona”. ¡Mira tú, qué interesante! Yo creía que veníais al foro a comer churros y a iros por donde vinisteis. Pero ahí no para la arenga, que el bobo continúa con su indecente proclama, creyendo que todos nos la tragamos. “A los aficionados les ruego que apoyen al equipo de un modo pacífico”, es decir, lo de siempre, insultando al rey de España y silbando el himno nacional. Libertad de expresión llama al invento. ¿Por qué no lo llama mala educación hacia cuantos no pensamos de manera tan asquerosa y humillante?

Al pertenecer los catalanes a una raza superior (?), que excluye a los hijos de Tabarnia, además del resto de españoles, nos obligan a oír, a través de la boca del japo, milongas del siguiente calibre: “Siempre hemos pedido que se respeten los símbolos identitarios, del mismo modo que nos gusta que se respeten los nuestros”, añade el cínico.  Hay que ser zafio para alisar su asiento en el palco junto a Felipe VI, soltando falsedades a chorro y por la espalda. Bartomeu, palurdo que no olió una Champions, es un títere en manos de golpistas que hacen de él lo que quieren en cada final de copa. Hoy, en el Metropolitano, se topará con un ambiente hostil y el lógico choteo andaluz.

Japonés, permíteme ilustrarte: política y fútbol son mundos diversos. Los cracks azulgranas maldecirán ese inoportuno discurso. Para una vez que hablas, podrías haber callado. ¿O quizá “la insólita prisión preventiva” que padecen tus secuaces, se parece en algo a un balón? Salir sin tropiezos del jardín en el que te has metido, es imposible. Quien nace timador, padece recaídas. El Sevilla F.C. os hará sudar el odio que representáis. Bartomeu, pésimo presidente, tu hipocresía va a estimular a los sevillanos al 100 x 100. Que no te quepa duda.