Opinión

Un banco no puede ser una mafia

El levantamiento del secreto en la pieza del denominado caso Villarejo ha puesto de manifiesto que el ex presidente del BBVA Francisco González se sirvió de los servicios del comisario Villarejo, que actuó como un mercenario, para crear una auténtica red de espionaje a gran escala de la que también fue víctima el director de OKDIARIO, Eduardo Inda. González, según la Fiscalía, conocía desde el primer momento la naturaleza ilícita de los procedimientos empleados para la obtención y acceso a información reservada de particulares en una clara violación de sus derechos fundamentales. Y lo peor es que se hizo en conocimiento y coordinación de múltiples áreas del banco, lo que aporta mayor gravedad al asunto.

Francisco González ordenó un plan de carácter delictivo que tenía como objeto hacerse con informaciones de carácter particular y profesional de un grupo de personas para utilizarla en beneficio personal. Un proceder más propio del jefe de una organización mafiosa. El que fuera presidente del BBVA incumplió, además de vulnerar presuntamente la ley, todos los códigos éticos arrastrando con su proceder la imagen de una entidad que ha sido paradigma de profesionalidad y solvencia. Su actuación afecta gravemente a la reputación de una entidad de crédito con miles de accionistas, víctimas también del plan siniestro del que fuera su presidente.

Un banco no puede ser una mafia, de ahí que el prestigio del BBVA dependa en gran medida de su capacidad para depurar cualquier atisbo de comportamiento irregular en los que fueron sus máximos responsables, con independencia de lo que determinen los tribunales. Si hay alguien que debería estar interesado en que se esclarezcan todos los puntos oscuros de un caso de espionaje como este es el propio BBVA, porque su imagen ha sido dañada y necesita restituirla desde la más absoluta transparencia y colaboración con la justicia. Es una cuestión indispensable. El prestigio labrado durante décadas por una entidad fundamental en nuestro sistema bancario obliga a sus actuales responsables a dar todos los pasos que sean necesarios para que se esclarezca la verdad