Los mejores consejos domésticos para evitar llenar de microplástico el planeta
El uso continuado productos plásticos aumenta la acumulación de este diminuto material en el medioambiente
La palabra del año elegida en 2018 por la Fundación del Español Urgente (Fundéu) fue microplástico, un término que apareció por primera vez en la literatura científica mucho antes, en el año 2004 y que, desde entonces, ha dado mucho que hablar y no ha parado de tener relevancia ambiental como agente contaminante.
Su incorporación al Diccionario de la Real Academia es, sin embargo muy reciente, hace tan sólo 2 años, en 2022, definiendo al microplástico como «pieza de plástico extremadamente pequeña, manufacturada como tal o resultante de la fragmentación de plásticos más grandes, no soluble en agua y muy poco degradable».
Ahora mismo el término no parece mucho en el debate que se está teniendo en las Naciones Unidas cómo sacar adelante el Tratado sobre la Contaminación por Plásticos que someterá a su quinta ronda de deliberaciones globales el próximo mes de noviembre, aunque su presencia está implícita en este producto derivado del petróleo.
430 millones de toneladas al año
Este tratado se constituirá como el pacto medioambiental multilateral más importante desde el Acuerdo de París, que la ONU valora que será una de «las decisiones que se tomen durante esas negociaciones podrían transformar radicalmente la manera como producimos, consumimos y desechamos los plásticos».
El mundo se ahoga bajo el peso de la contaminación por plásticos a causa de los más de 430 millones de toneladas de plástico producidas anualmente. Dos tercios son productos de vida corta que en cuestión de segundos o minutos se convierten en basura, que luego invade los océanos y, a menudo, penetra en la cadena alimentaria humana.
Estamos ante una de las consecuencias más perjudiciales y duraderas que ha provocado el hombre, una crisis de contaminación en la que no pasa desapercibido el microplástico, una amenaza creciente para la salud de las personas y del planeta.
Acumulación de microplástico
Estas pequeñísimas partículas de plástico están presentes en artículos de uso cotidiano, como cigarrillos, ropa y cosméticos. Las investigaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) demuestran que el uso continuado de algunos de estos productos aumenta la acumulación de microplástico en el medioambiente.
Los microplásticos, que pueden tener hasta 5 milímetros de diámetro, desembocan en los océanos a causa de la descomposición de los desechos plásticos marinos, la escorrentía de las cañerías, las fugas de las fábricas, entre otras fuentes.
Sin embargo, el microplástico es una de las palabras más oídas en los últimos años, y una de las que más daño hace al medioambiente. Estas fracciones del plástico, que en el mar se originan por la acción de los rayos UV y el oleaje, son ingeridas por los animales, acabando en muchas ocasiones en el organismo humano tras ingerir determinadas cantidades de carne.
Microplástico en el agua
Pero el microplástico que entra en nuestro organismo no proviene únicamente de comer carne con estas partículas, también proviene del agua embotellada.
Se estima que una botella de agua contiene el doble de micropartículas que el agua del grifo, algo que choca frontalmente con toda la publicidad que se hace desde las marcas de agua embotellada de que un agua mineral embotellada es más sana y limpia que la del grifo.
Actualmente, no se tiene una evidencia científica clara del daño de los microplásticos en los seres humanos, pero todos los indicios apuntan a que los nanoplásticos podrían ser una de las causas de cáncer o infertilidad más comunes.
Impacto en la salud
El impacto del microplástico en la salud humana, en especial en la fertilidad masculina, es una preocupación creciente. Estas partículas de menos de 5 mm, que derivan de la fragmentación de productos plásticos más grandes, puede provocar efectos tóxicos en el organismo, afectando tanto la calidad del esperma como capacidad reproductiva de los hombres.
Un estudio publicado en la revista Toxicological Science ha revelado la preocupante presencia de microplásticos y nanoplásticos en los testículos de seres humanos y de perros.
Los autores explican que para la realización de dicho estudio se analizaron 47 testículos caninos y 23 humanos «en el que se cuantificó la presencia de los microplásticos», en concreto se detectó la existencia de 12 tipos distintos en ambos casos.
Microplástico en los testículos
La principal conclusión para los promotores de este informe científico es que «estos hallazgos resaltan la presencia generalizada de microplástico en el sistema reproductivo masculino, tanto en los testículos caninos como en los humanos, con posibles consecuencias en la fertilidad masculina».
Un equipo interdisciplinar liderado por el biólogo de la Universidad de Victoria, Kieran D. Cox, evaluó en el estudio titulado Human Consumption of Microplastics el número de micropartículas plásticas presentes en los alimentos de consumo común de la dieta media de los estadounidenses y publicó los resultados en la revista especializada Environment, Science and Tecnology.
3.600 muestras
El análisis se basó en los de datos de 26 estudios distintos, más de 3.600 muestras procesadas, evaluando aproximadamente el 15% de la ingesta calórica de los estadounidenses, estimando que el consumo anual de microplásticos puede variar entre las 39.000 a 52.000 partículas, según la edad y el sexo.
Entre los alimentos estudiados se encuentran varios mariscos, entre los que se incluyen bivalvos y crustáceos; peces; productos como miel, sal y azúcar, y líquidos como la cerveza y el agua.
El estudio también anotó la inhalación de microplástico y en cómo las distintas fuentes de agua potable pueden afectar al consumo de los mismos. Estas estimaciones de ingesta de microplásticos aumentan entre 74.000 y 121.000 cuando se considera la inhalación.
Menos microplástico en el grifo
Además, las personas que beben la cantidad de agua diaria recomendada a través de fuentes embotelladas pueden ingerir 90.000 partículas de microplástico adicionales al año, en comparación con las 4.000 que ingieren quienes sólo consumen agua del grifo.
Estamos, pues, ante un problema generalizado que ya tiene cuantificación científica en cuanto a su consumo involuntario, pero que, la comunidad científica y los expertos siempre se muestran cautos en sus consecuencias en la salud humana.
Sin embargo, Naciones Unidas advierte que «hay más de 16.000 sustancias químicas asociadas a los plásticos, muchas de ellas fuente de preocupación dada su elevada toxicidad, que puede repercutir en la salud humana y en la naturaleza. Algunas de esas sustancias químicas se pueden separar a lo largo del ciclo de vida completo del plástico y aparecer en el aire, el agua y el suelo».
Un término de hace 20 años
La primera vez que apareció el término microplástico fue hace 20 años en un artículo publicado en la revista Science, desde entonces han proliferado los estudios y los análisis de su presencia.
El autor del estudio, Richard Thompson, jefe de la Unidad Internacional de Investigación sobre Basura Marina en la Universidad de Plymouth, volvió dos décadas después a afirmar que «después de 20 años de investigación, existe evidencia clara de los efectos nocivos de la contaminación por microplásticos a escala global».
«Todavía hay incógnitas, pero durante los 20 años transcurridos desde nuestro primer estudio, la cantidad de plástico en nuestros océanos ha aumentado alrededor de un 50%, lo que sólo enfatiza aún más la necesidad apremiante de actuar» señaló hace pocos días Thompson.
El triple de plástico en 2060
En plena negociación del tratado sobre plásticos se advierte de que la producción de plástico se ha duplicado en 20 años y, al ritmo actual, podría triplicarse para 2060, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que además alerta de que más del 90% del plástico no se recicla, y buena parte de este llega a la naturaleza o se entierra en vertederos.
Aparte de las acciones políticas a nivel mundial que surjan del Tratado sobre la Contaminación por Plásticos, en la mano de los consumidores está el poder reducir su uso desde casa. Dejamos una breve lista de consejos para hacer tu día a día más sostenible y sin plásticos.
Consejos para no producir microplásticos
- No al plástico en tus compras: Al ir al supermercado, olvida las típicas bolsas de plástico. Aunque ahora muchas son compostables, es mejor tener un juego reutilizable de varios tamaños para garantizar que no usas plástico.
- Vivir sin plástico: reconoce y medita cada gesto de consumo que realices. Siempre hay una opción más sostenible a la hora de comprar cualquier objeto o acto rutinario. Busca objetos duraderos sin plástico o de materiales naturales: por ejemplo, la tabla de cortar que sea de madera, huir de objetos desechables de un sólo uso de plástico (cubiertos, vasos, platos, botellas…).
- Las opciones a granel: Huye del universo del plástico que se abre en las estanterías del súper. Busca las opciones a granel, con tus propias bolsas de tela o envases rellenables. Cambiando los hábitos de consumo conseguiremos reducir los residuos plásticos que generamos de manera drástica.
- Reciclar el plástico: estamos ante un material omnipresente, está por todos lados en nuestra vida, por lo que eliminar su uso es complicado. La opción más lógica está en el reciclaje, sobre todo en separar y depositar los envases que consumimos en el contenedor amarillo.
- Vestirse con conciencia: fíjate en las etiquetas de las prendas y opta por tejidos naturales siempre que sea posible. Muchas prendas llevan compuestos plásticos que acaban contaminando de muchas formas.
- Poner la lavadora siempre llena: Ya que hablamos de prendas de vestir, también a la hora de la colada hay un hábito que adquirir. Ten en cuenta que las prendas de tejidos sintéticos pueden desprender microplásticos a causa de la fricción. Por eso, si pones cada lavadora al tope de su capacidad, reducirás el roce de las prendas entre sí, y, por tanto, evitarás la generación de estas partículas.
- El agua, en cristal: Olvídate de las botellas de plástico y pásate al cristal o als botellas rellenables de aluminio. La manera más económica de eliminar los microplásticos del agua es instalando un equipo de ósmosis y bebiendo desde un recipiente de cristal.
- Truco casero para el agua: Si planeas beber agua del grifo o directamente de una botella sellada y deseas disminuir la cantidad de microplásticos, la mejor estrategia es hervirla y filtrarla. Investigadores de la Universidad Guangzho y la Universidad de Jinan en China han llegado a esta conclusión tras realizar experimentos con el método tradicional de esterilización y purificación. Los resultados de su estudio se publicaron recientemente en la revista Environmental Science & Technology Letters.
- Cuidado personal: Usa cosméticos, jabones y otros productos de higiene personal que no contengan ingredientes plásticos como siliconas y parafinas. Evita los productos con microperlas, son diminutas partículas de plástico que se utilizan en productos de cuidado personal como exfoliantes faciales y dentífricos.
- Productos de limpieza naturales: muchos productos de limpieza contienen microplásticos. Elige aquellos naturales o haz los tuyos propios con ingredientes sencillos como vinagre y bicarbonato.
- Mejor sin cápsulas: Evita las cómodas cápsulas de los detergentes para lavavajillas y ropa o las de café
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